Pasión & Poder: 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 | 𝗦𝗘𝗥𝗜𝗘 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥 #1.

❤️‍🔥CAPÍTULO 23.

CHARLOTTE.

La vista de mis compañeros estaba sobre Anastasia en todo momento, sin siquiera poder disimular.

Rubí le indicó a Erik que siguiera atento a la pantalla de la computadora con una seña amenazante. Gire el rostro encontrándome como Hunter se acercaba a ella y le daba la bolsa de papel con cuidado bajo una sonrisa.

—Soy el agente, Hunter Hughes. Es gusto conocerla señorita—le dijo y la niña le correspondió la sonrisa—. Me dijeron que a usted le gustan las hamburguesas con mucho queso.

Ella rápidamente me miró con los ojos brillantes.

—¡Gracias, agente!—Chilló de emoción abriendo la bolsa.—Muchas gracias señor.

El turco llegó a mi lado y me palmeó la espalda con suavidad.

—Logremos encontrar la ubicación en dónde tienen a nuestro objetivo, llegarán mañana a medio día a una bodega abandonada en el centro de la ciudad, lo que Meyer encontró es que piensan venderla a un árabe—habló Rubí con seriedad.

Mire el mapa que Rubí extendió en la mesa del lugar.

—Quiero a Charlotte y a Hunter aquí—señaló el techo que mostraba buenos ángulos—, ambos son francotiradores que han superado buenas distancias.

Él se giró a verme.

—¿Cuánto?

—4.211 metros, con mi bebé SVLK Sumrak.

Hizo un chasquido de dedos sonriente.

—Te gané—levanté las cejas—,4.2115. Lo lamento dulzura, no siempre puedes ser la mejor. Mira el lado bueno, usamos el mismo rifle.

Claro que sí. Están especialmente diseñados para los disparos a larga distancia.

—Bueno, después de esto.—Daniela levantó las cejas divertida.—¿Nosotras que?

—Seremos civiles. Todo lo que necesitamos está en las camionetas.

—¿Es de fiar la información entonces?—Erick me miró con indignación.

—Obvio que si, me ofendes.

Hunter se puso de pie.

—Bueno, vámonos dulzura. Debemos encontrar un lugar en el techo.

Lo imite y mire por el cristal del local. Todos nos cambiamos de ropa, me puse el camuflajeado y tomaría de la camioneta el Ghillie en color negro. Mi auto personal se detuvo afuera.

—Despídete cariño—le hablé a la niña que al oírme tomó sus cosas.

Llegué a una tienda a comprarle ropa y todo lo necesario para su uso personal.

—Buena suerte, soldados—dijo ella.

Tomo mi mano y ambas salimos, puse la mano en el cristal de la ventana para que esté escaneará que yo era la dueña.

Diseñado especialmente para mi gracias a mi pedido especial en la empresa donde tengo acciones. Mi Bugatti Chiron personalizado con control táctil a prueba de balas se detuvo frente a mí. Está belleza en color tinto alcanza las 300 millas por hora.

Emitió el sonido de identificación y abrí la puerta. El interior de cuero con la inicial de mi nombre me dió la bienvenida.

Entonces unos ojos miel me miraron con aburrimiento.

—¿Sabías que casi soy arrestado porque tú bendito auto no me identifico?—Me reprochó.

—Sin embargo aquí estás.