❤️‍🔥CAPÍTULO 23.

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NARRADOR.

Advertencia +18 (puede llegar a ser un poco fuerte para algunas personas, se recomienda discreción)


El sonido en secó del cuerpo golpeando la pared fue opacado por el disparo a la frente que manchó la pintura beige de rojo. Con eso, Dimitry Vólkov se guardó el arma tras el sucio pantalón que le dieron.

Unas horas fueron suficientes para esperar antes de sacar sus verdaderas caras. John el hombre de confianza de Alejandra tras hacer su parte del trabajo, hizo detonar los explosivos del perímetro donde ellos se encontraban. La respiración agitada de la pareja más poderosa de Rusia y el mundo fue lo único que se escuchó alrededor. Charlotte que nuevamente echó la cabeza hacía atrás miró rápidamente el techo con los ojos cristalinos, estando sobre el cuerpo casi sin vida de uno de los guardias, sujetando aún el mango de la cuchilla volvió a su tarea de apuñalar el cuerpo una y otra vez dejando que las lágrimas bajarán por su rostro.

A pocos metros, Dimitry terminó de abrirle el pecho a otro de ellos. Levantó el rostro carente de emoción alguna, el dolor que sintió durante los cinco años en dónde no tuvo a su esposa e hija, se multiplicó al perder a su bebé.

Entre ambos asesinaron a más de treinta hombres—en dónde salir sin una mancha de sangre les fue imposible—, los cuales fueron mandados por Saray y Oliver para que los retuvieran. Charlotte se limpió el rostro manchandose, al ponerse de pie, su marido giró en redondo.

Verse sacar lo que verdaderamente ambos eran reforzaba todo el amor que se tenían. Tomándose de las manos, la puerta emitió un ruido siniestro al rechinar, sujetando con fuerza el hacha el Pakhan de la Bratva y rey miró de reojo a su esposa.

Ambos salieron por el pasillo desierto, la casa estaba vacía, al menos la parte donde los tuvieron retenidos. Oliver Zimmermann se tenso al verlos bajar, la sonrisa que los reyes les dieron fue suficiente para helarle la sangre. No supo en qué momento Vladimir salió sin decirles nada, mucho menos cómo es que su plan falló.

Sin embargo, el Boss alemán lo sabía. Hay muchas cosas que el dinero puede mantener ocultas, pero no cuando se trata de la mujer que tiene frente a él. No solo es princesa por derecho de sangre, mucho menos la empresaria políglota que se ahoga en billones.

Es la mujer que no necesito de un hombre para llegar a todo lo que tiene, la que siempre tuvo el mentón en alto enalteciendose ella misma porque sabe lo que vale.

El ejército sabe que es un arma muy poderosa, fue agente dorado, después agente diamante, tuvo insignias que solo le pertenecían a los hombres y llegó a ser general sabiendo mover sus cartas. Dejando de lado a la asesina profesional que es, es la mujer que logró tener la atención del segundo hombre en la pirámide para su pesar.

Charlotte Morozova, era un diamante en bruto que nadie podía tener, ahora siendo la viuda negra de Rusia era la joyería completa. Mucho más tomada de la mano del hombre que encabeza los primeros lugares.

Saray ahogó el jadeo sorprendido y con esa simple acción, ellos lo tomaron como la invitación a darles su pase directo al infierno.

—De aquí no salen vivos—dijo Dimitry sonriendo de lado.

Charlotte dejó salir una risa al ver que su hermana literalmente corrió a la salida.

—Cerraron por fuera, hermana...—la señaló con la cuchilla.

Charlotte fue la primera en tomar la iniciativa, sabiendo que las dos personas frente a ellos no tenían ninguna arma, fue que con la agilidad que le enseñaron por años, sacó el arma disparándole al hombro haciendo caer a su hermana.

Sin pensarlo dos veces, Oliver quiso acercarse, Dimitry sujetando el hacha la aventó con tanta fuerza que se clavó en su espalda al ver a dónde se dirigía.

Charlotte suspiró satisfecha al oír los gritos de ambos. Tomándose su tiempo, se acercó hasta ella. Saray retrocedió asustada tocándose la herida, balbuceando incoherencias sin entendimiento alguno.

—Yo te quería...—frunció los labios Charlotte.—Yo no pedí todo este maldito calvario que comenzó cuando era niña.

—Char...

Ella negó dejándose ir sobre ella. Soltando el arma, la apuñaló mirándola a los ojos, sintiendo como la cuchilla entraba en el abdomen de su hermana embarazada. El líquido caliente rápidamente volvió a mancharla sin importarle nada más que toda la ira y el dolor que controlaban su cuerpo. Escuchó como los huesos se rompieron sabiendo que su marido se desahogaba detrás de ella, las niñas estaban bien, se fueron con John.

El alarido de Oliver resonó por la habitación, llorando, suplicándole.

Dejándolo mal herido y sin poder moverse casi al borde de la muerte, Dimitry se acercó a su esposa, haciéndose a un lado, él con el hacha sin dudarlo comenzó a abrirle el estómago. Charlotte sujetó a Saray durante todo el proceso, sintiéndose bien, regocijándose.

—Esto causa meterse con las personas equivocadas, Zimmermann—soltó Dimitry con frialdad.

El otro no respondió pues Dimitry le cortó la lengua. Haciendo lo mismo, Charlotte comenzó a cortar la de su hermana ante toda la débil resistencia de esta al comenzar a desangrarse.

Sin anestesia, mucho menos culpabilidad, el no tan grito de la dama de la mafia alemana fue razón de burla. Como el equipo que son, Dimitry y Charlotte comenzaron a sacarle al bebé. Asqueado a más no poder, Oliver Zimmermann sabía que esos dos fueron creados por lucifer. Las lágrimas bajaron por su rostro, la sangre manchando el piso, el abdomen de su esposa abierto de par en par, cortando el cordón umbilical, Charlotte tiró al bebé al suelo para tomar el arma y descargarla sin importarle absolutamente nada.

Dimitry se movió y suspirando, cortó la cabeza de Saray.

Girando en redondo, Charlotte y Dimitry sonrieron mirando a Oliver.

Este quiso retroceder, pues su fin llegó a manos de los reyes de Rusia.

A lo lejos, el sonido de una explosión ocasionó que se apuraran pues habían llegado por ellos. Dimitry logró saber que la propiedad se dividía en tres áreas y que para que llegaran a donde se encontraban, aún faltaría mucho. Y tenía en claro, el poco rendimiento que le quedaba a su esposa, sin embargo, eso no la detuvo viendo cómo está comenzaba la tortura al hombre.

Entre ambos comenzaron a descuartizarlo, quitándole la vida poco a poco, descargando toda la rabia y dolor que les causaron.

Pero el más importante había logrado salir, más no de toda la propiedad. Y a ese le iría mucho peor.

Sostuvo a Charlotte que soltó un jadeó cansada, el sonido del desastre afuera cada vez se oía con claridad. El olor metálico de la sangre se esparcía en toda la habitación como resultado de una masacre.

El aire los golpeó en el rostro al salir, uno de los helicópteros los enfocó y con eso, el rescate comenzaba.

Pasión & Poder: 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 | 𝗦𝗘𝗥𝗜𝗘 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥 #1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora