Pasión & Poder: 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 | 𝗦𝗘𝗥𝗜𝗘 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥 #1.

❤️‍🔥CAPÍTULO 0.

UNIDOS Y PREDESTINADOS.

Un rey de vindicta, una reina de fervor.

Mar Egeo, mediterráneo.

El grito que desgarra mi garganta se mezcla con la tormenta que azota la prisión donde he pasado todo el embarazo de mi bebé y del cual, han tratado de asesinar a como de lugar.

Dos reclusas de la celda de al lado han asistido y me han amarrado a la cama pues el dolor que brota de mi cuerpo me hace temblar a niveles inimaginables.

—Lleva dos horas así—explica la anciana que se encuentra del otro extremo de la pequeña celda.

Ella oficialmente es mi compañera de celda y quien de cierta manera, me ha ayudado en este jodido lugar a pesar de sus delirios y los rumores de que es una bruja o algo por el estilo.

Los dientes me rechinan de tanto estarlos apretando por el dolor insoportable.

—Sabía que esto no era normal, la tormenta que ha estado así toda la semana, tu parto adelantado...—susurra Ligeia mientras se acomoda su cabello rizado lleno de canas.

—Joder, Ligeia—suelto entre el llanto que sacude mi cuerpo.—¡Esto duele como la mierda!

Se encamina de nuevo hasta la esquina de mi catre.

—Mi niña te dije que lo que nace del pecado se queda así para siempre—menciona agachándose.

Yo nací del adulterio de mi madre.

Sé que soy el producto del pecado y que eso me va a perseguir para siempre, sin embargo, no deseo esta vida para mi bebé. Para ninguno de mis niños que han estado alejados de mí durante todo este tiempo.

—¡Ligeia!—Mi grito se escuchó por todo el lugar, para después ser opacado por otro jodido trueno.

Todo a mi alrededor pasó a segundo plano en el instante que mis oídos comenzaron a pitar y simplemente cedí a mi dolor sin importarme nada más. Puje con todas mi fuerzas como lo había hecho antes, lo hice una y otra vez acompañada por los espasmos de mi cuerpo y el temblor de mi barbilla.

Podía ver como Ligeia movía la boca, como si estuviera hablándome y de ser así, no escuchaba nada más que mis gritos de dolor y mis súplicas mentales en que lo único que me importaba era que mi bebé esté bien.

Me olvidé de todo lo que pasaba, de las horas en que llevaba tratando de parir, en los minutos que pasaban llenos de tortura hasta que no lo sentí más. Un ligero respiro lleno de calma se apoderó de mi cuerpo, duró poco, pero lo disfruté hasta que escuche lo que mi corazón que estaba roto anhelo.

—¿Ligeia?—Mi voz apenas fue un leve susurro.

—Pequeña dulce niña, tu destino fue sellado desde que fuiste concebida—la oí hablar cerca de mí.— Mi reina de fervor...

¿De qué rayos está hablando? Apenas si puedo mantener estable mi visión pues el cansancio está comenzando a apoderarse de mi.

¿Mi reina? ¿Es una niña?

Amaya. Ese es el nombre que Dimitry me dijo que eligió y que amé sin dudar.

—Hay un hombre que tuvo descendencia, dos varones—Ligeia se acercó a mí y pude ver un pequeño cuerpo envuelto en una sábana sucia—, uno de ellos está unido a tu hija. Lo que el odio y la venganza destruyen, el amor lo une.