❤️‍🔥CAPÍTULO 10.

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DIMITRY.

Me estoy hundiendo en la desesperación.

Ocurrió un malentendido que le ha puesto precio a mi cabeza, o al menos eso es lo que pienso sabiendo que se trata de la ira de la mujer de mi vida.

—¿Sabes que eres hombre muerto, verdad?—Puse los ojos en blanco al oír a Orlando.—Digo, solo tú tienes mala suerte.

No debía recordarme lo que ya sé. Me arremangue las mangas de la camiseta hasta los codos dejando el saco junto con la corbata en la camioneta. En el muelle Horuna nos hizo una señal de que ya se encontraba listo.

Suspiré cuando el sonido de una bocina sonó detrás de nosotros no muy lejos. La Cadillac blanca se estacionó y Emmanuel nos saludó desde adentro.

Bajando, Charlotte no se quitó los lentes de sol, el cabello dorado lo ató en una pequeña coleta y me pasó de largó dándole una sonrisa a Horuna para después un abrazo.

Bien.

Creo que eso me lo merezco.

—¡Orlandito del señor!—Lo saludo Emmanuel con efusividad.—Se te extraña.

Debía suponer que los dos se harían amigos, son un par de locos que le encuentran lo divertido a cualquier situación. Me dirigí al bote ganando un gesto de reproche por parte de mi esposa.

No tuve sexo con Adriana Markova. Ni siquiera la toque a no ser para saludarla.

Horuna sonrió notando la tensión entre los dos.

Charlotte se acercó a los hombres de su clan explicando la situación. Tres botes más llegaron a nosotros, entre esos la cabellera castaña de Alejandra salió a la vista.

—¡Ya soy parte de la RMR señores!—Gritó ella.

Charlotte, que se quitó los lentes de sol, me miró y después a su amiga.

—¿Y a qué clan perteneces?—Quiso saber.—Estoy enojada, primer aviso.

Alejandra suspiró.

Si, mi pequeña mujer es una bomba.

—¿Debía elegir? Ay mija, si vas a matar a tu marido hazlo pero no vamos a dividirnos.

Ella se quitó la chaqueta y yo dejé salir un suspiro cansado.

No puede ser.

—Dame una explicación, Alejandra—le pedí.

—¡Miren que bonitos nos vemos!—Nos gritó Orlando.

Charlotte y yo nos giramos. Los dos tenían puestas las camisetas de ese nombre raro que eligieron, con los rostros en un corazón llameante. Alejandra por igual y su marido. Mire a todo mi clan que también las usaban.

Incluído Horuna.

—¡Ustedes van a matarme de un coraje!—Expresó mi esposa.

Me pase una mano por el cabello.

—¿Qué es esa ridiculez?—Le señalé.—¡Eres el Underboss, compórtate!

El italiano y mi primo dejaron salir una carcajada.

—Solo cálmate, Dimitry. No queremos canas—dijo Emmanuel.

Orlando prendió el bote poniéndonos en marcha. Desde la cubierta la observé interactuar con su amigo el italiano y Horuna.

No me gusta su lejanía.

Mucho menos que ella siga siendo una agente.

Los niños han estado más felices sabiendo que su madre los verá nuevamente y qué decir de Amaya que ha moderado sus berrinches.

Pasión & Poder: 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 | 𝗦𝗘𝗥𝗜𝗘 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥 #1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora