❤️‍🔥CAPÍTULO 31.

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CHARLOTTE.

"Mamá..." La última vez que lo dijo mirándome a los ojos.

La traición de Vladimir en plena corte.

Yo arrodillada ante Velkan y la nueva jerarquía de la OMING.

Mi familia fue enviada a una prisión de máxima seguridad.

Me estoy arrancando la piel ante la ansiedad de tener la droga.

Ahogué un gemido doloroso quitando el pedazo de piel con manos temblorosas, solté un suspiro segundos después sintiendo la satisfacción. Me estoy volviendo loca. El reflejo en el enorme espejo me está devolviendo una imagen muy diferente a la mía. Mi cabello pasó de estar a la cintura a ser una melena corta mal hecha, la venda en mi pierna después de haberme curado se ve mal.

Perdí peso y la mayoría del cuerpo está lleno de golpes.

Me fue imposible que las lágrimas no bajarán. La carne viva de mi brazo izquierdo sobresalía más que otra cosa.

No soy tan fuerte como pensaba. Ya no quiero seguir más...

Descubrí que Horuna es la mano derecha de mi padre que ahora se encuentra en prisión, me sorprendió demasiado cuando lo volví a ver y me explicó toda esta situación. Fue mi entrenador personal porque mi madre siempre supo que acabaría en esta vida jodida.

—Me voy dos días y no te veo recompuesta—gire a la voz.

Primera vez desde que lo he tenido frente a mi, tiene las mangas de la camiseta blanca hasta los codos sin corbata mucho menos saco.

Me mantuvo la mirada estando yo medio desnuda en el baño de la habitación a la que me mandaron.

—Me siguen drogando...—Se me quebró la voz.—Haré cualquier cosa, pero no permitas que me siga haciendo esto—levante el brazo izquierdo mostrando costras y carne viva.—Por favor.

Sacando la mano de su pantalón de traje azul retrocedí mirando la aguja y el frasco de vidrio. Se acercó mientras manipulaba el contenido.

—Estira el brazo—ordenó con dureza levantando la mirada. Yo negué varias veces.—¿Por qué no?

—Le tengo fobia a las agujas...—Me miró con incredulidad.—¿Qué es eso?

—¿Quién ha venido a inyectarte?—Su voz profunda me estremeció.—Es tu cura, mi Hada.

Mi Hada.

¿Quién se creé para decirme así?

—Ginebra y tres de tus hombres—me limpie las lágrimas.—Es pésima peluquera también.

Me tomo el brazo sin ejercer fuerza, yo seguí negando una y otra vez, nunca supe porque le temía tanto a una simple aguja, pero ni siquiera podía verlas.

Cerré los ojos y con la mano libre lo tomé de la camiseta empuñando la mano con fuerza, sentí el pinchazo y tense la quijada. Su mano dejó mi brazo y bajó a mi cintura, abriendo los ojos confusa, se aprovechó de eso para moverme hasta el borde de la bañera para sentarme.

El mareo fue inevitable y sentí la cabeza pesada.

—Es demasiado fuerte, quédate así unos minutos—bajó la vista a mi mano en su pecho.

De inmediato la quite y trate de acomodar la arruga que causé.

—¿Cuántas dosis más voy a recibir?

—¿Por qué hablas tanto?

—Porque no me gusta quedarme callada.

Suspiro.

Pasión & Poder: 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 | 𝗦𝗘𝗥𝗜𝗘 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥 #1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora