❤️‍🔥CAPÍTULO 11.

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CHARLOTTE.

La música proveniente del salón me envolvía conforme yo giraba descalza sobre el mármol brillante de la casa de México de mi abuelo.

Mi abuelo pasea sus dedos por las teclas del piano dándome una sonrisa.

Mis abuelos me quieren. Ellos sí, o eso es lo que creo yo.

Mi abuelo cada verano me recibe con ellos al término de mis cursos escolares en esa escuela de señoritas a la cuál mamá y papá me enviaron.

Las niñas de ese lugar son malas, se burlan de mi cabello. Se ríen al saber que mis papás no me quieren.

Yo odio mi cabello.

—Abuelo. ¿Siempre estarás conmigo?—Le sonreí dejando de bailar.

La música se detuvo y él abrió los brazos para que caminara en su dirección. Me rodeó con fuerza dejando un beso en mi cabeza.

Yo sé que el abuelo está enfermó. Pero prefiero más a mi abuelo que a Judy.

—Mi pequeña Hada del bosque—pude notar su rostro cansado.—Claro que siempre estaré contigo, aunque no me veas, porqué...

—Porque solo se duerme el cuerpo, el alma trasciende para proteger y descansar—él sonrió nuevamente ante la frase que toda su familia de México recitaba.

Él me dijo que siempre debo permanecer fuerte. Porque un mexicano lo es y que siempre se lucha para salir adelante con una sonrisa en el rostro, a mí me gusta estar con su familia, mamá no me deja, les dice que su cultura es aburrida y sin clase.

Ella no lo entiende. Yo no quiero vivir con mamá. Yo solamente quiero a mi abuelo.

Mamá fue la culpable de que abuelo acabará en el hospital cuándo él se interpuso para que no me llevarán lejos y creén que no lo sé.

—Pero si te vas me dejarás sola, abuelo. No quiero estar sola.

No me respondió ya que sacó su paño del bolsillo de su pantalón para cubrirse la boca al toser, ya no quiero que sufra.

Yo puedo ser fuerte por ambos si eso implica que se quedé.

Levantándose me tomó de la mano saliendo del salón.

El clima cálido habitaba en toda la casa, me quedé quieta al ver desde mi lugar que mamá ya había llegado.

Judy le dijo que estoy aquí.

—Iré a lavarme, mi princesa, tomaré el medicamento y bajo de nuevo—dijo el abuelo acomodando mi tiara de flores.

Yo asentí viéndolo subir escaleras arriba.

Con sigilo me acerqué escuchando las voces.

Una discusión. Mi mamá y abuela discutían.

—Ella es la que pagará el pecado que cometiste, Elizabeth. El adulterio es imperdonable.—La voz de la abuela me dió miedo.—Sólo debes mirarla, te impone poder y sonríe sabiendo que así tendrá atención.

Mire por la puerta como mamá sostenía la taza de café con fuerza. Su atuendo me demostraba que no se quedaría mucho tiempo, su bata blanca impecable de cualquier mancha.

—Debes dejar de tratarla como una abominación, eres mi madre pero sé cómo la tratas. No finjas, mi hija...

—Tu hija...—la abuela comenzó a reír.—¿Por qué permitiste mandarla a esa escuela? Porque sabes que Charlotte es el recuerdo de aquello que no puedes tener.

Pasión & Poder: 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 | 𝗦𝗘𝗥𝗜𝗘 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥 #1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora