Dieciséis

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- ¡Mamá! ¡Abuelita! – chilló Jimin siendo regañado por correr por las escaleras – ¡Miren esto!

- ¿Qué es?

- Una carta – explicó tendiendo el papel. Su madre fue la primera en coger el objeto – Me la hizo Yoongi.

La señora Park frunció el ceño y miró a su madre. Fue un juego de miradas cómplices, luego la abuela negó con la cabeza y la madre se rascó la cabeza. Lucía confundida.

- No fui yo – le oí susurrar a la anciana.

- ¿Lo hizo Yoongi para ti?

- ¡Sí! – respondió Jimin con orgullo – Ahora puedo leer cartas, ¿no es maravilloso?

- Sí... – la señora Park no lo decía muy convencida – Es genial...

Esa misma noche mientras Jimin dormía ambas mujeres se bebieron un té. En la sala solo se oía el tintinear de la cucharilla de la señora Park dentro de la taza, el ultimo trozo de leña de la noche chamuscarse bajo la chimenea y mis ronroneos mientras descansaba plácidamente sobre el regazo de la abuela.

- Entonces ese niño sí existe – dijo la más joven.

- Tal parece que sí.

La madre de Jimin soltó un suspiro – No puedo creerlo todavía, ¿no será algún niño haciéndose el travieso? Quizá algún bromista está haciéndole creer a mi hijo que tiene un amigo inexistente y eso le produce gracia, ¡inaceptable!

La mujer sonaba furiosa.

- Baja la voz o lo vas a despertar... Tal vez ese tal Yoongi sí existió todo este tiempo.

- ¿Y cómo es que nunca lo hemos visto?

- Jimin comentó una vez que lo visitaba por la ventana de su habitación. Es decir, un niño se cuela en nuestro territorio y llevamos años sin notarlo. Deberíamos tener más cuidado. Si un niño es capaz de colarse sin ser visto ¿crees que no lo hará un ladrón?

- Jimin pasa mucho tiempo solo.

- Sí, pero siempre ha sido así y se divierte con eso...

- Le diré que quiero conocer a ese niño – dijo la señora Park decidida – Que le invite a cenar a casa. Entonces solo así podré estar tranquila y dejar de mortificarme pensando que algún burlista está molestando a mi hijo.

- Dios, Ren... – se quejó la abuelita – me estás haciendo daño.

No lo había notado, pero estaba enterrándole mis garras a la pobre anciana. Estaba nervioso. Ellas no podían saber que yo era ese Yoongi... mucho menos Jimin.

- Mañana por la mañana le diré que le invite a cenar – continuó la mujer bebiendo un sorbo de su bebida caliente – Y admito que la idea de que recibiera una carta me alegra muchísimo... muchísimo, madre.

No podía verla desde debajo de la mesa, pero quiero imaginar que tenía una de sus hermosas sonrisas dibujadas en su rostro. Una de esas que aparecen cuando Jimin le dice lo mucho que la ama, cuando nos veía juguetear en el salón, cuando Jimin aprendía a caminar y cuando agradecen su comida alagando lo exquisita que está.

(...)

Por la mañana la señora Park recordó su plan del día anterior y le dijo a Jimin que quería verme para cenar el fin de semana. A Jimin le pareció una buena idea, así que no dijo más que un:

- ¡Claro mamá!

Quise morirme, saltar por la ventana del segundo piso, lanzarme bajo las patas de un caballo o lanzarme al río.

7 VIDAS | YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora