Veintisiete

297 66 19
                                    

- Tenía muchísima hambre – me dijo Hoseok mientras se tragaba un trozo entero de carne – Anoche fue la primera vez en mucho tiempo que dormí con el estómago lleno y mírame ahora comiéndome otro festín, ¡estoy en un palacio!

No dejaba de recordar mi charla con la abuela. Yo fui la razón de que se desplomara en el piso hace casi un mes con mi secreto.

- No deberías comer tan rápido.

- ¿Por qué? Tu noviecito llegará en cualquier momento y créeme que me quedó muy claro que tiene un sentido de la audición totalmente fuera de este mundo – me señaló acusadoramente con un trozo de zanahoria a medio comer – Ayer quise morder un trozo de esto, no pasaron ni tres segundos y ya estaba alerta como un perro.

- Cálmate, salió con Namjoon a quién sabe dónde. Pero asumo que volverán en un largo rato, no te asustes.

- Que bien – se dejó caer sobre un calcetín perdido de Jimin – Entonces puedo disfrutar de esto como se debe... ¿quién es Namjoon?

- Un amigo suyo. Es muy agradable.

El sonidillo de sus dientes picar la comida me ponía nervioso.

- ¿Ese es otro de los niños a los que ayudaste con el medicamento?

- Sí, eso pasó hace mucho.

- Ajá, Jimin ya no es el niño que me comentabas. Ahora es casi un adulto – Hoseok dejó de morder su zanahoria un momento para mirarme – Me pregunto cuántos años tendré yo ahora mismo.

- ¿No sabes tu edad?

Él negó con la cabeza – Perdí la cuenta hace tiempo porque ni siquiera sé en qué año estamos.

- Bueno... yo casi cumpliré los dieciocho años humanos. Recuerdo que cuando nos conocimos teníamos más o menos la misma edad.

- Entonces... – Hoseok miró con lástima su trozo de comida – Oficialmente mi adolescencia se fue al diablo. Mi infancia, mi adolescencia y pronto mi juventud.

El rostro abatido de aquella rata despeinada y blanquecina captó mi atención; sus andares parcos y ceremoniosos de aquí para allá evidenciaban la avanzada edad que presentaba.

- Jamás di un beso – continuó – Jamás pude salir a la calle a jugar con los demás niños, ni ir a la escuela.

- Ni yo...

- Pero tú conoces el amor, Yoongi. Yo ni siquiera sé qué se siente estar enamorado de alguien.

Abatido y confuso se dejó llevar por la pena y frustración. Bajó la cabeza moviendo los bigotes y sus brazos colgaron alrededor del cuerpo sin fuerzas. Mi vista se nubló. De pronto recordar el tormento de mi amigo vivido como mío propio me enmudeció. Quise llorar.

- Conocerás el amor, harás amigos y volverás a abrazar a tu padre – dije con seguridad. Dentro de mí sabía que era posible – Volveremos a ser humanos. No morirás siendo una rata y yo al fin podré confesarme a Jimin.

Hoseok ladeó una sonrisa apagada. No me creía.

- Como si eso fuera posible...

- Jamás me he rendido y no lo haré ahora. Me niego a morir antes que Jimin – golpeé el piso con furia – Volveré a ser yo y nos casaremos. Es así como será, lo juro.

Hoseok me miró como si estuviera loco, sin embargo, se acercó a mí moviendo su nariz y posó su pata en mi barbilla con ojos tiernos.

- Yoongi, vivirás más que Jimin. Créeme que muchísimo más, eso tenlo por seguro... Y aquella, amigo mío, será la tortura más grande que pudieron otorgarte.

7 VIDAS | YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora