Dieciocho

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La vida está compuesta por pequeños momentos, sentimientos, pensamientos y emociones que nos empujan a ser como somos. Nos incentivan a comportarnos de cierta manera a lo largo de los años e influyen a mostrarnos tal y cual somos.... o como quisiéramos ser. Yo ahora era un adolescente.

- Jimin – le llamé por la ventana. Todavía no era completamente de noche y llevaba más de una semana sin visitarle.

He estado buscándole en sueños mientras él buscaba refugio en sus sueños infantiles. No huía de mí, jamás me ha visto, pero podía sentirme, lo sé. De eso estaba seguro.

- Pss... Jimin.

Intuía mi aroma, mi calidez, mi amor incondicional siempre puesto en él...

- ¿Yoongi? ¿Eres tú?

No sabe quién soy. Conoce mi nombre, pero no sabe de mí siquiera un poco. Pero eso no importa cuando los sentimientos nos embriagan como el aroma del manzano colándose por su ventana en plena primavera.

- ¡Sí, soy yo!

Mamá vino a buscarme anoche mientras soñaba contigo, Jimin. Es gracioso que te aparezcas en mis sueños siendo que te veo todo el día, eres lo último que veo al dormirme y eres lo primero que veo al despertar. Me gusta eso y se lo dije a mamá. Ella sonrió, se puso de pie del césped donde yacíamos recostados y me obligó a lanzarme con ella al lago de mi infancia para decirme: Cuando amas muchísimo a una persona quieres tenerla a tu lado todo el tiempo.

Es exactamente lo que me pasa contigo. Quiero estar contigo todo el tiempo, toda mi vida.

En ese instante me subió un calor por el cuerpo como nunca había sentido y hasta tuve que esconderme porque no me atrevía a mirarla a los ojos. Me di un chapuzón para quitar la vergüenza, pero no fue suficiente. Entonces recordé que una vez le pregunté qué se sentía estar enamorado porque ella me había hablado acerca de ese sentimiento cuando papá se iba de viaje.

¿Qué se siente estar enamorado? Le pregunté. Ella me dijo que no hacía falta explicaciones, que yo sabría reconocerlo muy bien cuando llegara porque era una sensación muy bonita. Y qué razón tenía, se me arrugó el estómago cuando dije a viva voz: Estoy enamorado, mamá.

- Yoongi – sonrió asomándose por la ventana con sus ojos perdidos en la luna – Te he extrañado un montón, ¿por qué no habías venido a visitarme?

En medio del sueño me desperté con mucha vergüenza y no pude seguir durmiendo. No sabía lo que me había ocurrido, pero sentí que mi vida tuvo un cambio. En lo que restó de la noche me quedé mirando esas mejillas regordetas, esa nariz pequeña y toda tu cara como si fuera la obra más hermosa creada por Dios. Me la pasé observándote dormir mientras tu pecho subía y bajaba con tal tranquilidad que me recordó a mamá y de pronto me sentí avergonzado otra vez.

- Lo siento, he tenido mucho trabajo que hacer en la granja.

- No importa, ya estás aquí – dijo acomodándose en el marco de su ventana – ¿Quieres entrar?

- No gracias, estoy bien aquí.

Esa noche decidí que quería ser otro. Quería tocarte las mejillas, invitarte a pasear, jugar, correr por los prados y pasar mis dedos por tu cabello suave y lacio mientras te repetía lo hermoso que eres una y otra vez.

- Nunca quieres entrar – puchereó.

Pero yo no era un chico normal, era un gato. Un ángel como tú jamás se fijaría en mí, así que debía conformarme con amarte en secreto como lo he hecho todos estos años. La maldición de mi infancia me obligaba a amarte en silencio.

7 VIDAS | YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora