Veintiocho

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Habían pasado tres días desde mi encuentro con Jimin y me hallaba mirando por la ventana del salón a esperas de la abuela. Estaba tan nervioso. Mi cola no dejaba de dar golpecitos al cristal como si tamborileara una canción.

- Hola pequeño – me saludó la señora Park saliendo de la cocina con un vaso con agua. Ella acarició una de mis orejas y se llevó algo a la boca – ¿Tienes hambre?

El miedo me había quitado el hambre.

- Meow.

- ¿Esperas a Jimin? – preguntó llenándome el plato de comida – Él está tocando el violín afuera, deberías acompañarle.

No quería ver a Jimin. Había estado evitándolo desde nuestro encuentro entre las flores.

- Dios... siento el estómago revuelto.

La mamá de Jimin lucía pálida desde esa mañana, pero no le di mayor importancia mientras caminaba hacia su habitación pues mi cabeza estaba metida en el bosque. La abuela había ido allí hace horas y todavía no regresaba.

- Mamá, por favor protege a la abuela – susurré.

La idea de que se encontrara con la bruja me aterraba.

Me quedé allí aproximadamente una hora más, pero la anciana no regresaba y se hacía de noche. En un momento agudicé el oído, escuché la puerta y luego unas pisadas, sin embargo, no eran las de ella.... Eran las de él.

- ¿Mamá? – preguntó sin obtener respuesta. Jimin cerró la puerta tras él y dejó el violín en la mesa para aferrarse a los muebles hasta llegar al sofá. Allí se sentó largando un bufido amargado, rascó su cabeza y quitó sus zapatos.

Jimin inclinó su rostro con lentitud, cerró los ojos, apoyó la cabeza en una almohada y pasó el antebrazo por su frente descubierta. Se veía somnoliento.

De repente la serenidad que me transmitía mi chico amado ignoró el bullicio que hicieron unas botas al chocar con algo fuera de casa y cuando vi el rostro de la abuela asomarse por la puerta, me sorprendí.

Sus ojos fueron a dar en mí de inmediato – Yoongi.

Quise hacerle muchas preguntas, pero tuve que engullirlas porque había dicho mi nombre real a viva voz.

- Abuela... – Jimin, que parecía estar sumergido en el mundo de los sueños, abrió los ojos de golpe y se reincorporó en su lugar – ¿Dijiste Yoongi?

La cara de la anciana fue un poema.

- ¿Jimin? – se llevó una mano al pecho como si le hubiese dado un infarto – No te vi, mi amor.

- Estaba aquí recostado... ¿Por qué dijiste Yoongi? ¿Qué pasa con él?

La abuela dejó su sombrero colgando del gancho de la pared. Su cabello estaba un poco sudado, así que comenzó a aventarse viento con la mano hasta llegar a mi lado. Allí fue donde tomó asiento y me miró con miedo.

- No pasa nada, solo que acabo de verle pasar por aquí cerca y nos saludamos.

- ¡¿Viste a Yoongi?! – su voz estuvo cargada de sorpresa – Es primera vez que escucho que alguien le ve...

Jimin comenzó a reír con nerviosismo. Luego se puso de pie y se apoyó firmemente de las paredes como queriendo acercarse a nosotros. Afortunadamente se quedó parado en su lugar.

- Dime abuela... ¿cómo es él? – preguntó con los ojos fijos en la nada – ¿Es verdad que tiene el cabello color negro como la noche? ¿Cómo es su rostro? ¿Es tan alto como Namjoon?

7 VIDAS | YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora