Cuarenta

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Con el paso del tiempo descubres lo fuerte que te has hecho con aquello que te hizo llorar; que lo que un día te aprisionaba y torturaba, ahora lo apartas con un soplido y continuas adelante como si no existiese. Caminas, sigues adelante con la mirada fija al frente saboreando la esencia del vivir cada minuto. Con el tiempo notas que un acto tan común como refrescarte el rostro con agua fría por la mañana te hace agradecer el hecho de estar vivo. Yo agradezco lo que tengo y me costó obtener para llegar donde estoy ahora mismo.

No dejaba de pensar en ello mientras cargaba sobre mis hombros dos pesadas cajas desde la carreta a nuestro hogar temporal.

- Gracias por ayudarnos – le dije al chico pelinegro que traía dos caballos consigo.

- No es nada – me respondió Jungkook adentrándose en los terrenos de mi antigua casa – Jamás pensé que tu casa fuera tan grande.

Ni yo lo recordaba, pero no se lo diría.

- ¿Ya viste a Jimin? – pregunté dejando ambas cajas en la entrada de casa para guiarle hasta el patio trasero – No lo he visto desde esta mañana.

Era martes, hacía un sol cálido, pero corría cierta brisa que refrescaba nuestros rostros sudados.

- No ha querido salir de su casa – me respondió con tristeza – Y es entendible, después de todo está dejando sus raíces y recuerdos atrás. Además ahora ni su madre ni Ren están con él.

- Sé que solo será temporal, pero no puedo evitar sentirme igual que él.

- ¿Eh?

Jungkook me miró extrañado. De golpe recordé que él no sabía acerca de que estuve viviendo con Jimin desde los cinco años y aquellas palabras no tenían sentido. Ren estaba muerto y yo jamás fui un gato para él.

- Nada, iré dentro para subir unas cosas. Gracias de nuevo por ayudarnos.

El chico hizo una seña con su mano como queriendo decir ''no hay problema'' y comenzó a bajar las cargas sobre los lomos de los animales.

- Abuela, ¿crees que Jimin pueda acostumbrarse a este cambio? – le pregunté a la anciana que barría la entrada con una escoba vieja que pillamos en el sótano – Porque incluso para mí es difícil volver aquí.

La abuela me observó un momento con ojos tiernos. Traía su cabello recogido en una coleta baja, su ropa de siempre y unos zapatos gastados color marrón.

- Se acostumbrará, ya lo verás – respondió en lo que yo volvía a coger las cajas para llevarlas dentro – Los cambios son difíciles, pero necesarios. Además tú ya hiciste lo suficiente por nosotros al acogernos en esta casa.

- Abuela no diga eso... Ustedes son mi familia, esta casa ahora nos pertenece a todos.

La abuela negó con la cabeza – No, hijo. Esta casa es tuya y la fortuna de tus padres solo te pertenece a ti. No malgastes lo que heredaste de los Min en nuestra pequeña familia. Ya has hecho demasiado a lo largo de todos estos años por nosotros.

Quise decirle que estaba equivocada, pero las cajas pesaban, así que las llevé dentro para dejarlas sobre la mesa y volver con ella.

- Abuela ¿de qué habla? Lo dice como si yo fuera ajeno a ustedes.

La anciana dejó la escoba reposando sobre la pared para volver a mirarme. Ella cogió mis manos y sonrió – No me malinterpretes, tú sigues siendo parte de nuestra familia. Solo que ahora quiero que pienses en ti y en tus intereses antes que en nosotros ¿comprendes? Fui testigo de lo mucho que sacrificaste, ahora quiero que hagas lo que te plazca.

- Pero abuela, yo solo tengo interés en una cosa y usted lo sabe muy bien.

Ella ladeó la cabeza con ternura. Algo muy de Jimin que supongo es un gesto típico de los Park – Mi nieto.

7 VIDAS | YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora