Los siguientes días dormí con la abuela. Ella estaba al tanto de nuestra discusión debido a que le había preguntado a Jimin por mí y éste respondió de mala cara diciendo que no sabía. Afortunadamente evitó preguntarme qué ocurrió, así que no tuve que explicarle lo tonto que era su nieto.
- Ren, ¿dónde estás? – preguntó entrando a la cocina.
Quise gruñirle. Estaba molesto, así que no le maullaría avisando de mi escondite bajo la mesa.
- ¡Mamá! – gritó por la ventana.
- Dime – apareció la mujer adornando un pañuelo en su cuello. Casi siempre lo usaba cuando bajaba al pueblo – Estoy detrás de ti.
- ¿Sabes dónde está Ren?
- No lo sé, busca bajo la mesa. Suele dormirse en las sillas del comedor.
Señora chismosa.
- Lo buscaré. Últimamente anda muy esquivo conmigo...
- Está viejo, quiere dormir. Es normal.
La puerta se abrió y Jimin agudizó su oído.
- ¿Vas a salir?
- Sí, volveré luego.
Casi de inmediato desvió su caminata hacia mí para ir hasta la puerta bien aferrado a las paredes – ¿Dónde vas?
- Al pueblo.
- ¿Puedo ir contigo?
- No, quiero que te quedes en casa cuidando de la abuela.
Jimin hizo un puchero.
- Pero si la abuela se cuida mejor de lo que me cuido a mí mismo.
- Te prometo que la próxima vez podrás acompañarme – aseguró dándole un beso de despedida en la frente – Tengo algunos asuntos que atender ahora.
Yo observaba todo con lujo de detalle desde mi escondite, así que vi cómo el rostro de Jimin se entristeció para decir:
- Irás con el doctor otra vez, ¿verdad...?
La señora Park, que estaba a punto de cerrar la puerta para irse, se detuvo para mirarle con pena. Ella jamás le mentía a Jimin. De hecho jamás le mentía a nadie, pero esta vez sí lo hizo.
- No, iré por otro asunto. Volveré a casa pronto...
Y se fue. Su voz sonó distinta a como solía hablar, así que era de esperarse que Jimin lo notara.
- Me mintió – se dijo a sí mismo en el silencio de la sala – ¡Ren! ¡Ren ven aquí!
Quise pegar un bostezo, pero entonces me encontraría.
- ¡Ren!
No iré contigo.
- ¡Ren! ¡Vamos, tenemos que ir al pueblo! – de un tropiezo casi se fue de narices al piso, pero se sostuvo de un librero para alcanzar su vara – Ren vamos, no me hagas ir solo...
La culpa comenzaba a torturarme.
- Ren por favor, no puedo ir tan lejos solo... Ni siquiera sé el camino correcto. Necesito tu ayuda.
Me desperecé estirando mis patas para bajar de la cómoda silla donde estaba acurrucado.
- Meow.
- ¡Ren! – sonrió.
Está bien, te ayudaré. Pero solo por esta vez...
- Ren, ¿dónde estabas? Tenemos que seguir a mamá – Jimin me cogió en brazos cuando llegué a sus pies y me arrastró fuera de casa – Estoy casi seguro de que hay algo raro detrás de esto.
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7 VIDAS | YOONMIN
Teen FictionLa vida es un privilegio que pocos tienen la dicha de disfrutar, pero ¿y si tenemos siete? La maldición que persigue a Yoongi le hará recorrer una serie de eventos que le proporcionarán una gran lección. Mientras tanto en un pequeño pueblo un niño c...