Cuarenta y ocho

238 52 28
                                    

Me gustaría que vieras a través de mis ojos, Jimin. Dios, cómo me habría gustado que vieras a través de ellos para maravillarte con la hermosura del mar infinito.

Nam tenía razón. Es infinitamente hermoso, aunque quizá no tanto como tú.

Miraba una mariposa recordando la primera vez que nos reencontramos. Éramos tú y yo sin batallas contra la naturaleza, pero lamentablemente otra batalla nos separa de nuevo y solo me quedaba pensarte muy lejos de ti.

¿Qué haría una mariposa tan bella lejos del edén?

Habían pasado tres meses desde que le pregunté a aquella mariposa cómo te encontrabas. Inocentemente esperaba que me respondiera, necesitaba que me dijera que te encontrabas bien, que estabas continuando tu vida sin mí y que te divertías haciendo figurillas de arcilla junto a nuestro hijo gatuno.

Supuse que también me estabas recordando porque sentí cómo mi pecho florecía y una sensación tan magnifica de paz me invadió. Me extrañabas tanto como yo lo hacía, ¿no es así?

Claro que sí... porque nosotros somos uno solo y aunque nos separasen, nuestro vínculo seguía intacto.

Ah... y tenía tantas cosas por decirte. Jimin, ¿sabías que en la ciudad existen cosas asombrosas? No te lo creerías. Debió haber sido alguien muy inteligente porque el hombre que fabricó las locomotoras, ¡tienes que verlas!

En nuestro pueblito tan apartado del mundo eso jamás llegó. Ni las locomotoras, ni los automóviles, aunque solo he visto dos, ¡son geniales! Son como los caballos, pero de metal. La ciudad está muy avanzada. Espero algún día podamos ir y subir a uno de esos, aunque se notan carísimos.

Habían pasado tres meses desde que besé tus labios suaves. Tres meses en los que sentí que me volvería loco, pero el pensarte y recordar tu voz me reconfortaba.

Te amaba como un loco. Quise gritártelo desde el otro lado del país, pero sabiendo que jamás me oirías, se lo dije a aquella mariposa esperando que respondiera algún día.

Ella jamás regresó, pero sabía que eras consciente de todo mi amor.

Dos meses, tres meses y seis meses después me había convertido en un muchacho ágil, había ganado fuerza y me encontraba haciendo ejercicios con mis compañeros cuando lo recibí: era tu carta. Tu carta tan anhelada.

Hubieras visto mi cara de emoción cuando Namjoon corrió hacia mí en medio del campo de tiro para llevarme ese trozo de papel. Era el hombre más feliz del ejército.

- Es Jimin – avisó con una sonrisa – Estoy seguro, es la única carta escrita en braille.

Mis manos sucias mancharon el papel tan delicado donde habías plasmado tu mensaje y una gota de sudor se dejó caer en el sobre. Afortunadamente no había tinta que se corriera.

- No puedo creerlo – solté una risilla como un niño de diez años – ¡No puedo creerlo! ¡Jimin me ha escrito!

Corrí lejos, muy lejos de allí para sentarme bajo un árbol. Mis manos nerviosas abrieron el sobre y me permití oler la hoja de papel como si me transportara a casa. Olía a flores. Tardé uno segundos en notar que habías puesto una flor, ya seca por el viaje, dentro del sobre. Una flor amarilla, tu color favorito.

Querido Yoongi... – comencé a leer pasando las yemas de mis dedos por el papel – Te extraño con mi vida. Te recuerdo cada día y cierro los ojos imaginando que estás aquí. Anhelo volver a tocarte, a besarte y a decirte lo mucho que te adoro. Todas las tardes cuando suenan las campanadas salgo de casa a mirar el caminillo. Siempre imagino que estás ahí y regresas, pero nunca sucede. Tom también te extraña, se ha convertido en un gato glotón y tiene tanta panza como la tenía Ren – sonreí al imaginármelo como el antiguo Tom – Me ayuda bastante a pasar las tardes, siempre me acompaña. Me recuerda tanto a Ren que no puedo separarme de él. Quisiera que volvieras para que veas lo buen gato que es, pues que lo adoptaras fue la mejor decisión que pudiste tomar. Te agradezco por ello, por Tom y por todo lo que has hecho por mí. Quisiera decirte que soy feliz aquí, pero lo único que hago es soportar tu ausencia lo mejor que puedo. Es muy difícil. El trabajo de alfarería me ayuda mucho a mantener la mente ocupada. Por cierto, tenías razón al alentarme a vender mis creaciones ¡mucha gente las compra! Con el dinero compré un par de animales para el campo y algunas semillas. A Tom le gusta corretear a las gallinas, es un travieso – me eché a reír recordando mis ejercicios del pasado cuando Jungkook me llamaba gordo. Tenía una sonrisa enorme en la cara, sin embargo, poco a poco, lento como una hoja de otoño que cae al piso, fue desintegrándose – Sí, Tom es una buena compañía, en especial desde que la abuela no está. Lo siento Yoongi, la abuela ha muerto.

7 VIDAS | YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora