Diecinueve

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- Deberías acostumbrarte a usarlo - dijo la señora Park sosteniendo la vara que Jimin nunca usó - Ya no tienes cinco años. No puedes estar anclado a la cola de Ren para ir a algún lugar. Se ve ridículo.

- ¿Qué importa? Yo no veo.

La mujer rodó los ojos - Y te dolerá la espalda. Anda, cógela. Te ayudará.

- Pero mamá - Jimin mostró cara de hastiado. La vieja vara que siempre le pidieron usar como no vidente estaba allí en su habitación esperando por él, pero nunca fue utilizada. A Jimin nunca le gustó - No quiero usar esa porquería. Se notará mucho más que soy medio raro.

- No eres raro.

- Ciego, ya sé, ya sé. No me hagas usarla por favor.

Eran casi las tres de la tarde. Jimin se había dado un baño, su madre le había elegido sus mejores prendas y muy temprano ayer por la mañana había partido al pueblo con la abuela en busca de un obsequio para Jungkook. Era la primera fiesta con muchos niños a la cual asistía, así que estaba nervioso. Yo podía notarlo.

- No mamá, por favor - puchereó en cuanto su madre le dejó la vara en las manos - Los demás inventarán más apodos y todo el mundo volteará a verme como el raro de la fiesta.

- Ren no irá contigo hoy.

- ¡¿Qué?! ¡Por qué?!

Quise gritar. Yo también había sido invitado y era imposible que no fuese con Jimin a su primera fiesta. Me negaba.

- Porque tienes que aprender a caminar tú solo fuera de casa sin estar aferrado a la cola de un gato. Jimin ya estás muy grandecito para estar quejándote ¿qué importan los demás chicos? Además allí estarán tus amigos.

- Pero mamá...

- Haz caso Jimin y usa tu vara ya.

Jimin tenía una cara de frustración interesante. Estaba tenso y sus ojos aguados.

- Está bien - dijo al fin con un tono diferente. Estaba molesto - Pero si le doy a alguien con ella no será mi culpa.

Definitivamente me encantaría ver cómo le da a alguien en la cara con esa vara.

- Intenta que no suceda o me enfadaré.

Jimin tensó su mandíbula. Desde mi posición podía ver su mano empuñada mientras daba media vuelta y volvía a su habitación sin decir nada.

- Maldición - dijo encerrándose en su habitación - ¡Odio esto!

A pesar de estar molesto, se veía muy guapo como le había peinado la señora Park. Su cabello estaba peinado hacia atrás y traía una camisa blanca que le hacía lucir muy angelical.

- ¡Jimin! - gritó su madre desde el piso de abajo - ¡Tus amigos están aquí!

Mientras tanto Jimin no dejaba de dar vueltas en su habitación como un animal enjaulado. Sin embargo, ante el aviso de su madre frenó en seco y respiró profundo.

Lucía hermoso. Su mandíbula comenzaba a marcarse cada vez más con el paso de los años y ese cabello del demonio me dejaba con la cabeza en otra galaxia.

Ojalá aprendiera a peinarse el cabello por sí mismo de esa forma. Pero como no puede ver, no le interesa cómo luce por fuera mientras esté limpio.

Hemos estado juntos desde que éramos pequeños y jamás pensé que llegaría a sentir algo más que amistad por él. Lastimosamente tengo que obligarme a poner los pies bien firmes en la tierra para recordarme que ahora soy alguien diferente.

7 VIDAS | YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora