30

660 47 5
                                    

Taehyung

Esa noche me quedé en la habitación encerrado, sin darme cuenta terminé dormido mientras los demás cenaban alguna pizza que habían pedido y oyendo sus gritos y risas escandalosas acabé cerrando los ojos y cayendo en un sueño profundo.

Es más temprano de lo usual cuando comienzo a despertar, ya que al dormirme antes he dormido más horas. Quedaba aproximadamente una hora para tener que despertar, o eso supuse. Hoy Jungkook y yo volvíamos a la universidad después de toda una semana estando solos en casa. Jamás me había sentido tan cómodo estando a solas con alguien durante tantas horas y días, ni siquiera con Jimin. No me apetecía tener que volver a la rutina de siempre, y me aterraba saber que además, al día siguiente tendría lugar la sesión de fotos y mi rostro aún se encontraba con los rastros de las heridas que Kai había dejado en mi rostro. Solo espero que todo ello se pueda ocultar con maquillaje.

Pero en ese preciso momento en el que mis ojos comienzan a abrirse para dar comienzo a un nuevo día, de lo primero que soy consciente es de esa calidez conocida a mi lado y lo siguiente que noto es la sonrisa victoriosa que brota de mis labios.

Me encuentro tirado en el colchón de manera nupcial, abrazando con piernas y brazos una almohada. La de tener que agarrar algo para dormir bien es una manía que tengo desde pequeño, todos me dicen que es molesta, y estoy más que agradecido de que por parte de Jungkook es todo lo contrario. Y del mismo nombrado, dos brazos recorren mi cintura con firmeza y me apegan a un cuerpo a mis espaldas. Noto la respiración tranquila de Jungkook contra mí y una de sus piernas sobre las mías. Su rostro está hundido entre mis cabellos grises, haciendo que a cada exhalación mi cabeza cosquillee levemente.

–Te lo dije Jungkookie, ni siquiera tú aguantarías mucho sin mí– me burlo al aire yo solo, removiéndome un poco para acercarme más al cuerpo contrario si es posible. Con cuidado, y con movimientos lentos, trato de dar media vuelta, consiguiéndolo poco a poco. Jungkook no despierta. Eso me hace sonreír, porque él varias veces me dijo que su sueño solía ser ligero y despertaba a la mínima cosa, pero me confesó que cuando es conmigo con quien duerme cae tan a gusto que su sueño casi llega a ser muy pesado. Eso acelera mi corazón en ternura y reprimiendo un gritito de chico enamorado, me encojo sobre mi propio cuerpo y pego mi rostro a su pecho, mordiendo mi labio cuando gruñe con molestia por el cambio de posición y sus brazos ejercen más fuerza alrededor de mi cuerpo.

Solamente alzo la cabeza para mirarlo. Sus expresiones cuando duermen son a veces graciosas y adorables, su rostro parece en paz cuando lo hace, excepto cuando tiene pesadillas. Sus párpados están cerrados, dejando caer sus espesas pestañas en sus mejillas pálidas y aplastadas por la almohada, sus labios están abultados y su boca de mantiene abierta, porque él cuando duerme respira por la boca. Sus cabellos negros caen sobre la almohada con desorden y sus cejas están levemente fruncidas. Muerdo mi labio de nuevo con fuerza, reprimiendo una sonrisa boba que amenaza con salir al verle de forma tan natural y desastrosa y aun así pareciéndome la persona más preciosa del planeta.

De repente me doy cuenta de lo que ha estado pasando últimamente, y solo puedo llegar a una conclusión.

–Mierda, Jungkook, ¿qué me has hecho?– pregunto, alzando una de mis manos y comenzando a dejar caricias por su rostro con las puntas de mis dedos. Él suelta una risita entre sueños y yo sonrío en grande–. ¿Cómo puedes ser tan tierno sin darte cuenta? Ah... Jungkook, estoy completamente loco. Me tienes completamente loco por ti, pequeño– susurro.

Lo sigo mirando durante nadie sabe cuántos minutos más, todo él opacando mi mente como lo hace desde que lo conocí. Jungkook es una persona bella, que merece mucho y nada ha obtenido. Que tiene algo especial que creo que solo yo he podido ver hasta ahora, y haberlo hecho es lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, por no decir nunca. Nadie me había hecho sentir como un niñato tonto y tímido como él lo hace. Me encantan absolutamente todos sus aspectos, sus numerosas virtudes y peculiares imperfecciones. Imperfecciones que lo hacen más perfecto. Como ese pequeño lunar que adorna su nariz, similar al mío y ese otro justo bajo su labio inferior, ese que cada vez que veo me dan ganas de besar. Esa pequeña cicatriz en una de sus mejillas, que aunque no me dijo de dónde sé que pertenece a alguna de las palizas que ha recibido a lo largo de su vida.

Desde Mis Ojos (Kooktae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora