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Jungkook

—Apenas queda media semana para terminar, ¿por qué debo ir?— se quejaba Taehyung, con un puchero inconsciente en sus labios. Yoongi suspiró, como si lo que fuera a decir lo hubiera dicho miles de veces.

—Taehyung, debes tratar de volver a tu vida normal poco a poco, no puedes estar siempre aquí encerrado— dice el pelimenta—. Estarás bien, Kai no estará allí y aún debes recoger tus resultados finales— su voz es suave tal terciopelo, pero Taehyung, que ya estaba vestido para ir a la universidad, se encontraba igualmente ansioso, y parecía ir a colapsar en cualquier momento.

—No quiero, no quiero, no quiero... No quiero ir— se niega, pálido, y de nuevo, su voz parecía ir a romperse, como cada vez que la idea de salir a la calle solo se hace presente.

En la última semana ha mejorado bastante, en casa se comporta normal, aún se muestra reacio al contacto físico, pero ya no se aisla y participa tranquilamente en las conversaciones.

Verlo así me hace temblar levemente en mi sitio, porque todos sabemos que Tae siempre ha sido una persona que buscaba afecto constantemente y a todas horas, le gusta abrazar, acariciar y pegarse a los demás tal lapa. Soltando en un suspiro todos mis sentimientos reprimidos sobre la situación, me acerco hasta él y lo abrazo suavemente por detrás, dejando un pequeño y castpo beso en su cuello. Su cuerpo se destensa ante mi tacto y casi parece apegar más su espalda a mi pecho, lo que me hace sonreír internamente de orgullo. Me gusta saber que inconscientemente encuentra calma a mi lado.

—Mi amor, ayer fuiste a trabajar perfectamente, ¿por qué no podrías conseguir esto?— trato de animar, pero él niega energéticamente con su cabeza, golpeando mi mejilla con sus cabellos ahora castaños.

—E-en el trabajo solo está Eunha— explica—. Sólo ella. Ella es de confianza, no me toca, es amable. No me haría nada— dice, comenzando a hiperventilar—. Pero en la universidad... Allí hay mucha gente, demasiada. Ellos podrían...

—No— corto yo, con cierta brusquedad. Aprieto mis labios, porque lo último que quiero es hablarle mal a él, pero realmente me enfada el hecho de que por culpa de un imbécil él tenga miedo de salir a la calle—. Escúchame bien, mi niño. Irás a clase, allí harás lo que te digan los profesores que hagas junto a ellos y en cuanto salgas de clase yo voy a estar esperándote en la puerta tras cada hora. No estarás sólo en ningún momento— digo, con firmeza en mi voz.

—Y yo también estaré— añade Jimin—, y muy probablemente Nam y Jin— se acerca a su mejor amigo con una sonrisa luminosa, como todas sus sonrisas.

El castaño muerde su labio, indeciso, retorciendo sus propios dedos, completamente nervioso.

—Está bien— dice al fin, y tras soltar esas palabras, suelta aire, seguramente sin saber que lo estaba conteniendo. Jimin sonríe, dándole un golpecito alegre en el hombro y yo beso su mejilla.

—Estoy orgulloso, renacuajo— asiente Yoongi. Pero repentinamente queda serio de nuevo y mira a mi chico fijamente—. Si sucede algo que no te guste o con lo que no te sientas incómodo, llámame y te saco de ese sitio, ¿sí?

Taehyung asiente rápidamente.

Y con eso, los cuatro (Jimin, Taehyung, Felix y yo) rato después nos encontrábamos saliendo de casa, preparados para un nuevo día de estudios, algo más entusiasmados ya que quedaban pocos días para terminar el curso. Las vacaciones se acercaban, y eran ciertamente necesarias para todos después de este extraño año.

Cuando finalmente nos plantamos en las puertas del gran recinto que contiene los edificios de la universidad, Taehyung a mí lado se encoge en su sitio, y cuando me giro a mirarlo tiene lágrimas contenidas en sus ojos.

Desde Mis Ojos (Kooktae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora