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Jungkook

–Eh, ¿estás bien?– oigo una voz a mi espalda. No alzo la cabeza, estoy demasiado avergonzado y me siento jodidamente humillado. Simplemente restriego mi rostro contra mis manos, tratando de apartar el agua molesta de mi rostro. Y pienso que, tal vez, solo tal vez, ese tono de preocupación es verdadero, que alguien se ha atrevido a acercarse a un chico metido dentro de la fuente de la plaza, que llora desesperadamente. Seguramente un bicho rarito que no sabe lo que hace con su vida, eso pensarían muchos, o eso quiero creer porque entonces no me podría explicar el hecho de que todos ignoraran mis súplicas por ayuda. –Eh, amigo, levanta de ahí, el agua está sucia y no hace calor precisamente.

Esas palabras sí llaman mi atención, y alzo mi mirada enrojecida hacia el chico que está de cuclillas justo en el cemento del borde de la fuente, inclinado hacia mí y tendiéndome la mano con una reluciente sonrisa, que forma media lunas en sus ojos. Sus dientes son blancos y colocados perfectamente unos contra otros, su cabello castaño es despeinado, y su flequillo del mismo color cae sobre su frente en rizos desordenados. Su sonrisa se hace más pequeña y sella sus labios, aun así con esta permaneciendo en su rostro.

–¿Estás bien? Ven, sal de ahí– me dice con amabilidad. Asiento levemente con la cabeza, y limpio mis mejillas con el dorso de mi mano, de todas formas sigo mojado. Lo miro unos instantes, no parece mucho mayor que yo y parece amigable, de confianza. De todas formas es el único que se ha acercado para ayudarme, así que sin pensarlo más agarro su mano y dejo que me ayude a levantarme y salir de la fuente. En cuanto piso el suelo agacho la cabeza, rojo de vergüenza. –Estás empapado. Vamos a sentarnos– señala un banco a unos metros y andamos en silencio hasta sentarnos en este. –¿Cuál es tu nombre? ¿No tienes frío? ¿Por qué estabas ahí?

–Uh...– entrecierro los ojos un tanto abrumado por las preguntas y el tono animado con la que las pronuncia. –Mi n-nombre... Me llamo Jungkook, J-jeon Jungkook– digo, sin poder evitar los tartamudeos. El otro sonríe y me mira tiritar unos instantes, antes de estirar los brazos para quitarse la chaqueta y ponerla sobre mis hombros. Lo miro sorprendido por la amabilidad, que sólo Jimin, Jisoo y Tae habían mostrado por mí en mi vida.

–Sí pareces tener frío– ríe. Su risa es ruidosa pero agradable. –Mi nombre es Hoseok, Jung Hoseok, encantado de conocerte, Jungkook– dice, tendiéndome la mano de nuevo. Yo la agarro de vuelta y movemos la unión como saludo. – ¿Puedo preguntar qué ha pasado?

–Y-yo...

– ¿Estudias en la universidad?– pregunta, al ver que no puedo hablar con normalidad por el anterior llanto que aún está cesando. Asiento con la cabeza tiritando todavía y acurrucándome contra la chaqueta que está calentita. –No puedes volver, tienes que ir a casa... ¿Qué pasó?

–Me tiraron dentro.

– ¿Por qué?– pregunta. Su curiosidad es bastante llamativa y apenas acabamos de empezar una conversación. Me encojo de hombros. No soy capaz de contestar. Siento algunas miradas sobre mi persona aún y la humillación golpeando mi cuerpo calentando mis mejillas y haciendo mis ojos acuarse. – ¿Nadie te ayudó?– niego con la cabeza y hace una mueca de molestia. – ¿Cómo puede ser eso? Agh, qué asco de personas...– murmura indignado. – ¿Cómo puedo ayudarte?– pregunta.

–Hm, ¿tienes teléfono?– pregunto con inseguridad. Él asiente al instante y lo saca de uno de sus bolsillos. – ¿Podría hacer una llamada?– Hoseok asiente con energía al instante y me tiende el aparato desbloqueado. Voy a llamadas y marcó un número que me aprendí de memoria hace unos días. Suenan unos tres pitidos y seguido de eso una voz.

¿Sí? ¿Quién es?– oigo esa voz gruesa al otro lado de la línea y tengo que morder mi labio para no echarme a llorar. – ¿Diga?– pregunta de nuevo, sacándome de mi estado mudo y sacudo la cabeza apresurándome a hablar.

Desde Mis Ojos (Kooktae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora