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Yoongi

Llego a casa a pasos naturalmente cansados, como cada día después de haber estado danzando por las cocinas de un restaurante normalmente lleno hasta los topes, gente gritándome a mi alrededor, platos que lavar, cosas que entregar, suelos que fregar, camareros que esquivar, clientes que soportar... Es bastante insoportable. Por eso siempre llego a casa completamente machacado, con ganas de dormir o pasar un rato con Jimin y los demás, plantarme en el sofá y no moverme en lo que quede hasta volver al trabajo. Por desgracia, las noches las paso básicamente durmiendo, y, con la luna presente, a duras penas puedo dormir dos horas.

Soy una persona que le gusta la tranquilidad, y lo que principalmente te da tranquilidad es dormir. Amo dormir, lo haría durante toda mi vida, y además, cuando caigo rendido, suele ser bastante difícil despertarme, cuando caigo, caigo profundamente. Cuando yo duermo es el estado más cercano a la muerte, o eso exagera Taehyung. El mismo que aprovecha mis sueños pesados para gastarme bromas como pintarme la cara, la típica broma de la nata en la mano y hacerme cosquillas en la cara para que al rascarme me manche el rostro entero... Ese tipo de cosas. El mocoso siempre ha sido muy molesto. Y pensándolo bien, echarlo de casa atraería varios beneficios, pero no lo haré. En parte porque sé que ese imprudente es muy especial para Jimin y porque hasta yo en el fondo le he cogido cariño.

Con un suspiro aliviado llego hasta nuestra casa, maldiciendo al aire la ausencia de un bonito ascensor. Saco las llaves de mi bolsillo y abro la puerta del apartamento, al instante quito mis zapatillas y dejo mis cosas a un lado cualquiera, cierro la puerta tras mi espalda y ando hasta el salón tal muerto viviente.

– ¡Ya estoy en casa!– grito al aire atravesando al pasillo.

Oh, eso es injusto...– oigo una voz que no es la de los dueños de la casa proveniente del salón y finalmente me asomo por la puerta, reconociéndola al instante y frunzo el ceño con sorpresa.

– ¿Seokjin?– finalmente los veo, sentados en la mesa principal de la sala. La cabellera rosa de Jimin, acompañada de unos cabellos azabaches y al lado de estos unos castaños. Los tres chicos se giran hacia mí y sonríen en mi dirección.

–Ah, amor, no te había oído llegar– Jimin me saluda y me trago un resoplido fastidioso al comprender que tenemos visita, y por lo cual, no me puedo tirar al sofá para dormir. Aun así me acerco hasta quedar a su lado, deposito un beso en su frente con cariño y desplomo en la silla a su lado. –Han venido Jin y Nam– señala él.

–Creo que ya lo he visto, Mimi– respondo con ironía. Seokjin ríe como siempre y los miro con una sonrisa amable–. Y hola– saludo. Ambos corresponden el saludo con un movimiento de cabeza–. ¿De qué hablabais? Se os veía algo indignados.

–Del tema de Taehyung y Jungkook– explica Namjoon–. De su expulsión– especifica.

– ¡Es completamente injusto!– alza la voz Seokjin. Yo asiento, de acuerdo con sus palabras–. El director ni siquiera se ha interesado en investigar un poco el caso, estoy seguro de que ni siquiera le interesa saber qué hacen o no sus alumnos... Pero imponer castigos así porque sí no es normal, menos aún quitar una semana de universidad cuando se aproximan los exámenes finales.

–Es cierto, pero igual ellos no se veían muy afectados, tal vez Jungkook un poco, él es un chico muy aplicado, pero Taehyung estaba más bien contento, decía que eran unas "mini vacaciones"– mi novio pone los ojos en blanco por la últimas palabras que ha mencionado.

–Sí, Jungkook me contó que por lo visto adelantó un curso, es por eso que ahora está en la universidad con un año antes del que debería– comenta con un ápice de orgullo.

Desde Mis Ojos (Kooktae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora