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Jungkook

—Me tenías preocupado.

Oigo el susurro a mi lado. Me vuelvo levemente, observando el perfil de mi hermano, muy parecido al mío. Sus ojos están en la carretera, su gesto en neutro, como siempre, como lo recuerdo. ¿Él se preocupa por mí? ¿Desde cuándo?

Arrugo mi rostro en confusión, y miro de reojo los asientos traseros. En ellos, Felix y Yoenjun se encuentran dormidos, el primer nombrado recostado en la ventana y el segundo sobre el hombro de Soobin a su lado. El alto mira por la ventana, parece ensimismado y sus orejas son tapadas por un par de cascos que no estoy seguro en qué momento ha cogido.

No parecen escucharnos, sin embargo encuentro fastidiosa la idea de hablar ahora, no creo que sea el momento.

La situación es incómoda.

Porque aunque el que conduce a mi lado es mi hermano, lo siento como un desconocido, muy lejano. Principalmente, porque hace pocos años que se largó a otra zona de la ciudad. No muy lejos, pero lo suficiente como para no poder oír hablar de él y nunca vino de visita... Hasta ahora.

—¿Por qué dices eso? ¿Desde cuándo estás aquí?— pregunto. Él aparca el coche, ya que, después de la extraña situación en la que nos encontramos, sólo se había dedicado a dar vueltas para alejarnos, pero sin ningún rumbo impuesto. Entonces me mira, serio.

—Ayer por la tarde fui a casa de visita con mi novia— informa.

Sin saber qué hacer, mastico mi labio inferior y asiento, embarazoso. No soy capaz de mantenerle la mirada porque me agobia. Es intimidante. Es superior.

—Vi a nuestros padres— sus palabras van directas a mi pecho, que tiembla en anticipación. "¿Nuestros padres? Tú eres el único afortunado de aún poder considerarlos como tal, tú eres el único al que quieres. Esas personas tienen mi misma sangre, pero, ¿porqué debería considerarlos mis padres cuando ellos no me consideran su hijo?" es lo que pienso, y lo que quiero decir, pero no lo hago, en parte porque no me atrevo—. Les pregunté cómo estabas y ellos sólo se encogieron de hombros— no parecían afectarle sus palabras, pero para mí fue un golpe directo a mi corazón rasguñado.

Yo ya sabía que a ellos les daba igual lo que yo hiciera, que incluso desapareciera por meses. Ero oírlo de los propios labios de mi hermano hizo que un sentimiento amargo entre la tristeza y la decepción me inundase.

—Esperé en casa a ver si llegabas hasta la madrugada— sus palabras parecen de reproche, sin embargo su tono sigue tan inmutable como siempre—. ¿Estás viviendo en casa?— cuestiona.

—Hm...— vacilo unos instantes—. No.

Me mira, y casi parece juzgarme con sus ojos, tan oscuros como los míos.

—¿Con quién estás viviendo?— pregunta.

—Con unos amigos— respondo, sintiéndome interrogado por el FBI.

—¿Amigos? No estarás dejando los estudios...— insinúa, alzando una ceja.

—¿¡Qué!? ¡No! ¿Por quién me tomas?— digo, escandalizado. Mi hermano, para mi sorpresa, sonríe. Por un momento me planteo la idea de que sufre de alguna enfermedad extraña que le ha hecho cambiar de actitud, pero desecho la idea.

—Dime la dirección de tu casa— dice, arrancando de nuevo el coche. Inseguro, murmuro la dirección de Yoongi, Jimin y Taehyung. Él asiente y avanza de nuevo por las calles, y el vehículo queda ahogado en unos largos minutos de silencio incómodo. ¿Qué piensa hacer?

—¿Sabes? Mi intención era buscarte, pero cuando te encontré fue corriendo con por la calle con otros tres mocosos, perseguidos por un hombre con más alcohol que sangre en vena.

Desde Mis Ojos (Kooktae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora