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Yoongi

Subo paso a paso las escaleras, mis hombros pesan y me siento simplemente destrozado. Siempre estoy cansado después del trabajo. Me dedico a limpiar la cocina de un restaurante bastante famoso solamente, pero son literalmente ocho horas sin parar. Es todo un alboroto que me causa dolor de cabeza. Además, por las tardes debo seguir con los estudios y ocuparme de los estropicios de la casa (aunque en eso me ayuda Jimin, por supuesto). A veces no me da tiempo a dormir siquiera y por eso nada más terminar mi turno casi huyo de allí, tan solo pensando en poder llegar a casa y derrumbarme en el sofá, tal vez dormir un rato.

Maldigo por lo bajo al plantarme frente a la puerta por la falta de ascensor en el edificio. Suspiro y abro.

– ¡He llegado! –digo. Y aunque mi voz suene desganada, me siento más que aliviado. Frunzo el ceño por el silencio en la casa. – ¿Hola?–. Tarda un poco, pero la cabeza de Jimin se asoma por la puerta del salón, con una sonrisa. Se acerca y deposita un suave beso en mis labios que correspondo gustoso. Dejo las cosas a un lado y observo bien su rostro. Lo conozco demasiado y esa sonrisa no me convence. – ¿Estás bien? No tienes buena cara, amor. ¿Dónde están los dos mocosos?– pregunto. Jimin suelta una risita ante el apodo que les he puesto y niega.

–Precisamente por eso estoy preocupado– contesta.

– ¿Qué ha pasado?– él se da la vuelta y anda por el pasillo. Yo me apresuro a seguirlo y ambos llegamos a la sala principal. Se sienta en el sofá y se queda callado, pero yo me siento a su lado y lo agarro por los brazos para sentarlo sobre mi regazo, él se deja hacer. – ¿Jimin, qué pasa?– insisto.

–Estoy preocupado, ellos... Estábamos en la universidad y se fueron... y no sé nada...– tartamudeó con indecisión.

–Amor, tranquilo– le acaricio la mejilla y le dedico una sonrisa sincera, antes de besar con cariño su frente. Lo miro unos instantes y muerdo mi labio, es adorable. –Dime qué ha pasado.

–Las clases por la mañana, estuve con Jungkook y a la hora del recreo me reuní con Tae en la cafetería. Estuvimos esperando a que Jungkook apareciera pero estaba tardando mucho. Tae recibió una llamada, era un número desconocido pero fue Jungkook quien llamó. Tae se alteró y salió corriendo sin explicarme y desde entonces no hay rastro de ambos. He intentado llamar a Tae pero no contesta y...– se le quebró la voz y sus ojos se llenaron de lágrimas. Envolví su cadera con mis brazos y lo atraje contra mi pecho. Él tan solo hundió el rostro en mi cuello, hipando un poco. –Estoy preocupado... ¿Y si le ha pasado algo grave a Jungkook?– dice apenado. Yo sonrío con ternura.

–Eres un ángel– lo separo y limpio sus mejillas algo rechonchas y enrojecidas– tan hermoso... Tan buena persona–. Susurro. Se sonroja y golpea sin fuerza mi pecho, negando con la cabeza y una débil sonrisa en sus labios que no dudo en besar. Junto su frente con la mía y rozo nuestras narices juntas, sacándole una risita.

–Estarán bien– le aseguro. –Si algo grave hubiera pasado, Taehyung nos habría avisado en cuanto pudiese y­– me separo y señalo una chaqueta que había sobre una de las sillas. –Esa es la chaqueta que siempre obligo a Taehyung que se ponga, incluida esta mañana. Lo que significa que ha estado aquí y se ha dejado la chaqueta. Por lo cual, no creo que si las cosas fueran mal hubiera venido a casa solo para dejar la chaqueta, ¿no crees?–. Jimin abre mucho los ojos y me mira, finalmente soltando aire aliviado.

–Woah... Tienes razón. Mi novio es el próximo Sherlock Holmes– bromea. Ruedo los ojos y lo beso de nuevo.

–Claro que tengo razón, ¿por quién me tomas?– digo con ironía. Jimin vuelve a golpearme entre risas tontas. Se recuesta sobre mí y yo me mantengo dejando caricias en su espalda baja. Y es justo que por eso, por ese tipo de cosas, de momentos... Es lo que hace que todo el trabajo que me destroza valga la pena. Daría tanto por estar siempre así. Tanta paz, tanta tranquilidad, tanta comodidad... Tanto amor.

Desde Mis Ojos (Kooktae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora