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‼️ Atención ‼️

El siguiente capítulo contiene escenas fuertes, si eres sensible, abstenerse a leer.

No hay problema alguno porque pases el capítulo, todo se explicará más adelante.

-Capítulo corto.

La casa está sumida en oscuridad, la única iluminación es la luz que traspasa por los pequeños agujeros de las persianas

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La casa está sumida en oscuridad, la única iluminación es la luz que traspasa por los pequeños agujeros de las persianas. Es escalofriante, andar por el pasillo y ver las bombillas desgastadas colgadas de agujeros en el techo por cables pelados, fundidas. Hace tiempo ya que nadie se había esmerado en intentar cambiarlas. El suelo cruje bajo mis pies, madera vieja que parece irse a derrumbar en cualquier momento, y en realidad, no me parece la peor idea ahora mismo, que el sonido de la puerta abriéndose revota entre las paredes escasas de pintura blancuzca deshecha a tirones. Trago saliva al oír voces, comenzando a temblar violentamente, queriendo correr lejos, pero no hay escapatoria. La puerta de mi habitación es un tablón que se puede derrumbar de una sola patada, y no sería la primera vez que lo hicieran. Me siento como un niño pequeño, casi puedo sentir mis ganas de orinar por el miedo y las náuseas invadir mi cuerpo violentamente.

– ¡A-ah!– un grito de dolor escapa de mi garganta cuando siento el filo de un cristal atravesar la piel de mi planta del pie. Mis ojos se abren desmesuradamente y al instante me llevo las manos a mi boca, tapándola con fuerza y percatándome del grave error que he cometido.

– ¿Eh? ¿Quién hay...? ¿Eres tú, niñato?– oigo una voz ronca y gruesa desde la sala principal, y al oír pasos las lágrimas no tardan en formarse en mis ojos. Con máximo sigilo comienzo a correr, hasta cruzar la esquina que hay en el pasillo, aun tapándome la boca y cojeando notablemente. Me asomo solo un poco, y puedo ver la gran sombra aparecer al inicio del pasillo, andando a trompicones. El hombre mira a todos lados con recelo, y al no verme se encoge de hombros, pensando que tal vez se lo había imaginado todo y desaparece otra vez.

"Joder, eso ha estado cerca" pienso, alejando mis manos de mi rostro, con alguna lágrima rodando por mis mejillas. Solo quiero salir de aquí. Alzo mi pie y veo con mi labio apresado entre mis dientes el brillante cristal adornado con gotas de sangre incrustado en mi pie. Lo agarro y lentamente lo saco de mi pie, soltando un jadeo de dolor reprimido y alivio cuando finalmente está fuera. Siento el corte en mi pie, un dolor punzante, pero que no es demasiado como para siquiera hacerme llorar, la presión del momento incluso haciéndome olvidar de eso.

Y es entonces que alzo la mirada, y lo veo. La puerta del baño delante de mí, entreabierta levemente, con sonidos extraños emergiendo de la hendidura de la puerta. Frunzo el ceño y avanzo solo un poco, con cuidado de no pisar ningún otro cristal. Asomo mi rostro hacia el interior de la habitación y entonces, al contemplar la escena, palidezco. Mis manos comienzan a temblar y un nudo se forma en mi estómago al ver a la mujer frente al espejo. Ella parece concentrada, en el suelo del baño hay numerosas pastillas, botes de estas vacíos, más cristales rotos, y agujas desperdigadas... Justo como esa que sostiene en una mano, inyectada en su brazo, mientras mete lentamente una sustancia en sus venas que no quiero saber qué es exactamente, aunque no es necesario ser muy listo para deducirlo. Siento lágrimas rodar por mis mejillas y un jadeo de impresión sale solo de mi garganta... Demasiado alto.

Desde Mis Ojos (Kooktae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora