Tatsumi Souichi
He descubierto algo con el pasar del tiempo. Que sí es posible transformar la paz. Que yo creí que todo estaba bien, y sí, «estaba» ... del tiempo pasado.
En el pasado todo era lo mismo, mecánico y predecible. Que la paz y la tranquilidad era el mismo asunto de egoísmo. Desde la última pérdida decidí limitar mi mundo solo a mis personas amadas. Mi familia, mi tesoro más valioso. Desde que no encontré personas interesantes decidí no entablar vínculos afectivos con alguien más allá que no sea mi familia.
Desde que no encontré maravillas en las mujeres con las que alguna vez salí, decidí que esa clase de sentimientos románticos solo eran una ilusión patética producto de la mercadotecnia rosa.
La lista de féminas fue corta, pero las suficientes para satisfacer mis necesidades carnales. Y es que, debajo de las sábanas solo eran cuerpos pasajeros. Así como mariposas esperando a que le abrieran la ventana y volar en cuanto se sintiera la primera brisa de verano, yo siempre terminaba huyendo.
En mi defensa diré que no encontré nada en su materia gris que me impresionara. ¿dónde estaba esa mujer que me hipnotizaría hasta descontrolarme? Mi padre por un tiempo creyó que mis deslices eran típicos de mi edad. Por lo que asumía que todo iba bien conmigo.
Siempre fui muy discreto y eso a ellas no les gustaba. En la segunda cita ya querían venir a casa, volverse amigas de mi hermanita y decirle madre a mi tía, porque claro, ellas nunca supieron sobre mi vida.
Mi vida ha sido muy mía. En realidad, las conversaciones con ellas siempre fueron sobre cosas banales. Porque ellas al parecer no eran capaces de no pensar en otras cosas que no fueran flores y corazones.
Nunca me gustó llegar más profundo con ellas. Siempre fuimos un descontrol hormonal que se desataba en la cama. Después de una buena cogida venía un cigarro. Y mientras ellas besaban mi pecho yo pensaba en algún pretexto para escabullirme.
—Me voy. Tengo que madrugar—les decía mientras buscaba mi camisa
—Quédate —usualmente me pedían mientras que, con timidez cubrían su desnudez con la sábana.
—Mi hermana está sola—subía el cierre de mi pantalón
—pero...
—...pero nada, no puedo dejarla sola. Es una niña.
Y me salía de la habitación sin mirar atrás. Haciendo oídos sordos a las palabras melosas que me dedicaban. Y me iba sintiéndome un poco mierda por usarlas para mi placer. Un par de citas más y formaban parte del pasado.
Solo con una mujer logré llegar a acuerdos sinceros. Ella era suficientemente inteligente para saber que conmigo no obtendría nada más que sexo y solo eso. No fuimos amigos, solo coincidimos en algunas clases.
Nunca la traje a casa. Todo era en su cama. Nunca amanecía en sus sábanas. Jamás le hablé de mi vida personal. Ella no hablaba cosas profundas y eso era estupendo para mí. Los sonidos que le escuchaba eran los gemidos que profería mientras arremetía contra su cuerpo de forma salvaje. Ni si quiera decía mi nombre y eso estaba muy bien.
Ella era tan inteligente que me corría de su casa al terminar. Nunca pidió un beso de despedida ni me preguntaba si le llamaría para quedar en el cine. Nunca quiso saber sobre mi color favorito o cuál era mi preferencia para tomar café.
Ella siempre fue reservada y eso me agradaba. Nada de estar tomados de la mano ni de estar tonteando en público. Con ella me entendía bien.
—Vete, Tatsumi. Tengo que estudiar para un examen...— me decía mientras me abría la puerta de su habitación.
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Shots Shots Shots
Fanfic¡Bienvenido a mi mundo de los one shots! En cada capítulo comparto una idea de color, sabor y emoción diferentes. En este libro podrás leer a Tatsumi y Tetsuhiro en situaciones que he imaginado. 🌈🌻 Gracias por leer 🌻🌈 Los personajes son propied...