Tigre dientes de sable

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- Espera, esp...

Morinaga había acorralado a  su senpai en un rincón junto a la puerta, buscando un beso antes de ir a trabajar.

Era algo estúpido ya que ambos se irían al mismo lugar. También era una perdida de tiempo porque a Tatsumi no le gustan esas cosas, o al menos eso le hace creer.

- Vamos senpai...

Por fin Souichi había cedido y abrió su boca para intercambiar fluidos con su compañero de departamento. Con los brazos a los costados se rindió ante Morinaga.

El movimiento de sus cabezas y el sonido de sus lenguas se intensificó. Pero un hálito de coherencia aún sobrevivía en el raciocinio de Souichi.

El beso era más que placentero. En medio de un debate interno se cuestionaba las razones de su negativa, porque su cuerpo estaba colaborando de la mejor manera.

Sus piernas estaban temblando. Las manos de Tetsuhiro estaban cómodamente sobre su trasero. Apretando a su antojo y acercándolo a su cuerpo. No le molestaba en absoluto estar así.

Su corazón latía a prisa, sentía las orejas calientes. Abrió los ojos y notó que Morinaga estaba sonrojado, sus ojos estaban cerrados disfrutando de ese intercambio de lenguas.

Su intento de peinado ya estaba alborotado, Morinaga era todo un galán pero jamás se lo diría.

El debate continuó entre besos hasta que escuchó la voz de su acosador.

- Un beso antes de ir a trabajar no afecta a nadie

Morinaga lo pegó más a su cuerpo. Sus manos dejaron de manosear su trasero y tomaron posesión de su rostro. Una ola de nuevo placer les estaba invadiendo.

Entonces Souichi despertó de la extasiante ensoñación. Ahora su cerebro se conectó de nuevo. Eran esos malditos hábitos que odiaba.

Morinaga todo el tiempo quería estar besándolo. Un beso de buenos días; un beso antes de ir a trabajar; un beso de buenas noches; un beso de esfuérzate ; un beso de buen viaje; un beso de bienvenida y de despedida.

Tetsuhiro es de esos tipos que serían totalmente felices si al llegar a casa lo reciben con un beso.

No eran unas malditas señoritas. Él siendo hombre le parecía patético querer besarlo por cualquier ocasión. Aunque su cuerpo le dijera lo contrario, él era un chico, y esas ridiculeces no van con él.

- Te dije... Que ... Me dejes en PAZ

Entre beso y beso se fue zafando, mientras que los brazos  de Tetsuhiro lo tenían fuertemente abrazado , pero Tatsumi cansado de ese jaleo  le dió un gran mordisco en el labio inferior.

Morinaga se alejó con rápida violencia y lo miró con enojo. Aquella mirada que hace un momento era capaz de derretir ahora lo miraba  con un asomo de decepción mezclada con rabia. En medio de sollozos le hizo reclamos a Souichi

- ¡Eso duele!

Souichi notó las lágrimas de aquel chico terco y perverso. Notó algo raro en la actitud de Morinaga, no eran las clásicas lágrimas de berrinche.

- Bastardo. No me hiciste caso, te lo advertí.

Al hablar Souichi sintió un sabor a cobre pero no se detuvo a pensar mucho en ello. Morinaga seguía quejándose, con las manos cubriéndose la boca.

- Me largo, te veo en el laboratorio.

Dejó a Morinaga con un rostro molesto y perplejo. Él se dió a la fuga, estaba tan molesto por las acciones de aquel tipo, siempre saliéndose con la suya.

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