Ronroneo

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Morinaga es una persona extraña.

Cuando me ve no puede contenerse, es tan transparente todo el tiempo. Siempre lo creí como un perro fiel, siempre pegado a mí. Esperando alguna atención de mi parte, moviendo la colita en señal de alegría.

Nunca puede contenerse e invade mi espacio sin pedir permiso, simplemente llega y se recrea con mi cuerpo.

Ahora que lo pienso, es como un gato.

Siempre tan feliz al verme, siempre tan feliz al escucharme, siempre tan feliz de sentirme.

Y cuando estoy cerca de él puedo sentir una especie de suavidad. No sabría describir esa sensación afelpada o tierna que perciben mis manos cuando lo toco.

Solamente llega y me aprieta, me abraza y juguetea con mi cabello como si fuera una bola de estambre. Enreda sus dedos en ellos como si fuera el mejor juguete, puede pasar horas peinando cada hebra y él sería muy feliz.

Por cascabel tiene el silbido que entona cuando está feliz. Solamente él sabe las canciones que silba, yo no conozco ninguna. Supongo que son canciones de amor, él es muy cursi, él es así.

Cuando estoy a su lado me siento cálido, acogido y arropado. No se trata de temperaturas, se trata de sensaciones..., él es así, -cuando lo tocas o lo tienes cerca todo es calidez- de esa que sientes en lo profundo y no sabes explicar cuál es su origen o de dónde viene, simplemente lo siento.

Él es como un gato negro, de esos que algunos idiotas tienen miedo, de esos que piensan que es de mala suerte cuando los ves, de esos pobres gatos que nunca quieren porque piensan que sólo traerán infortunios a sus vidas.

No puedo negar que al principio sentí un poco de temor por este gato, pero con el tiempo me di cuenta que es un buen gato. Me acostumbré a su andar, a sus salidas nocturnas, a su extraña forma de amar, a dejar siempre impregnado sobre mi piel rastros de él.

Cuando me abraza y susurra cosas al oído es como un ronroneo, Morinaga es ese gato que ronronea cuando está feliz. Morinaga es ese tipo que te hace sentir bien con su sola existencia.

Morinaga es ese tipo que invierte tiempo en él, así como los gatos se la pasan lamiéndose para limpiarse y acicalarse.

También es ese tipo de gato territorial, que le gusta a sacar las uñas cuando se siente invadido o amenazado, o lo que es lo mismo, cuando se siente celoso puede convertirse en toda una fiera.

También estoy seguro que Morinaga tiene siete vidas, ha sobrevivido tantas cosas y sigue de pie.

- Senpai, ¿qué haces aquí?

Por supuesto que es un gato, conoce todos los rincones y creo que puede olerme en donde quiera que yo esté.

Su sentido del olfato es escalofriante, o sexto sentido, no lo sé supongo que son instintos de gatos.

- fumo

- ¿y por eso viniste hasta la azotea?

Gato metiche, gato curioso.

-vine porque necesitaba silencio.

Ahora el gato mueve la cabeza y entrecierra los ojos para saber su próximo movimiento.

-¿quieres que me vaya?

¿Cómo puedo decirle al gato que se vaya cuando veo que está haciendo pucheros? Es como el gato con botas cuando se quita el sombrero y hace ese noséqué con los ojos qué te conmueve.

-no.

El gato movió los bigotes en señal de felicidad. El gato se fue acercando lentamente incluso pude ver cómo movía la cola, ondeando de un lado al otro.

Un «meeeow» escuché en mi mente. Sonreí por eso. Me lo imaginé.

- ¿De qué te ríes?

Sus brazos ya estaban rodeando mi espalda.

- De nada...

El gato encontró su bola de estambre y empezó a jugar con mis cabellos.

- Quisiera saber lo que te provoca una sonrisa, es raro verlas en tu rostro.

El gato está con su barbilla sobre mi coronilla y sus brazos rodeándome.

- Imaginé que sería divertido verte volar desde aquí.

Por supuesto que no le iba a confesar mis verdaderos pensamientos, sería demasiado vergonzoso puesto que, pensar en él como un gato ya es bastante incómodo.

-Qué cruel, Senpai

El gato empezó a trazar pequeños besos en mi cabeza, y sus manos se fundieron con las mías.

Yo fingí perderme en el horizonte, en los colores rosas, los tintes violetas y las motas anaranjadas del cielo. En realidad me estaba concentrando en todo lo que el gato estaba haciendo.

Su nariz curiosa estaba olfateando detrás de mi oreja, dejando besos pequeños en esos pedazos de piel que me hipnotizan.

- Te amo, Senpai...-, dijo en susurros.

Descansó su cabeza sobre mi hombro izquierdo y yo moví mi mano hacia su cabeza. Así como los gatos, acaricié incluso detrás de su oreja y pude escuchar ese ronroneo naciente.

Aún mirando el cielo y escuchando sus ronroneos pude sentir su sonrisa, no hace falta que yo le mire directamente para saber cuando sonríe.

No se me ocurre otra forma de corresponderle, sólo con un beso. La nicotina no espanta a este gato, es más, creo que la ha agarrado un gusto especial a ese sabor.

Y aún sumergido en mi osadía, me atreví a abrazar al gato, el efecto es el mismo como si le rascas la barriga. Mis propios brazos rodearon su cintura, mientras que mi boca le hablaba en el único lenguaje que conozco para corresponderle sus sentimientos.

Y ahí mismo sentí su ronroneo, ese ruidillo silencioso que denota paz y tranquilidad cuando estás con alguien que sólo te produce felicidad.

La evidencia sonora de los latidos del corazón, la respuesta cosquilluda y audible de Morinaga ante mis pequeños arrebatos de ternura.

Morinaga es como un gato, y su ronroneo es mi felicidad.

Miss Book

Es pequeño, lo sé, pero surgió por esto que pensé hace rato.

Espero que tengas un gato en tu vida y te llenes de sus ronroneos

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Espero que tengas un gato en tu vida y te llenes de sus ronroneos.

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