El escandaloso misterio del brazo de Morinaga San

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No entiendo por qué Tatsumi senpai no me deja ir libremente, le gusta verificar diez mil veces los resultados y preguntar qué hice para obtenerlos, en fin, supongo que esa es su fórmula para alcanzar el éxito, él de alguna forma es un científico reconocido por su trabajo y su perseverancia.

Estoy aquí subiendo las escaleras de su edificio para llegar a su guarida, quizá sea espeluznante, pues es la casa de Tatsumi el Demonio del Laboratorio, solo pensarlo me da escalofríos, no hay manera de negarme pues necesito una semana libre para avanzar en mi tesis , Tadokoro me contó que mientras vivieron juntos el senpai es un buen tipo, igual de serio y reservado pero al final del día buen tipo, nunca me dio una buena razón del por qué no cerraron el trato de forma definitiva , simplemente me dijo que encontró un lugar mejor...bah, a quien le importa.

Llego al portal y tomo aire pidiendo a todos los dioses que me permita salir pronto de aquí, toco el timbre una vez, a decir verdad estoy un poco ansiosa. Escucho a lo lejos un "voy"

Cuando abren la puerta me quedo ojiplática, Morinaga san está frente a mí, jamás lo había visto de esta forma, supe que él y senpai vivían juntos pero entonces Morinaga senpai se fue a Shizuoka...quizá tiene días de descanso.

-Miharu san, bienvenida.

-Morinaga senpai, que gusto- tenerlo frente a mi es una aparición.

Esta visión es realmente placentera, jamás lo vi con otra ropa que no fuera una bata de laboratorio, pero ahorita está realmente arrebatador. Usando esa camisa negra de tirantes lo suficientemente holgada y un poco ancha debajo de las axilas, deja ver parte de sus costillas.

Por todo lo sagrado de esta vida, puedo imaginarme su abdomen.

Por todo lo sensual que jamás he visto.

Morinaga san luce espectacular.

Este chico se caracteriza por ser tan alegre y atento con todos, su sonrisa irradia luz en la lejanía, me siento totalmente estúpida ante él.

-Miharu, ya no soy tu senpai, ya no es necesario la cortesía

-Oh es verdad, entonces Morinaga san está bien.

-Claro Miharu san, pasa, le voy avisar al senpai. Ponte cómoda.

¡Cómoda! Estaba más que a gusto estando detrás de él, deleitándome con su andar tan masculino, es tan alto que destaca en donde sea, verlo con esos pants gris que se nota le escurren un poco a la altura de la cadera es todo un deleite. No estoy segura si hace ejercicio, pero su musculatura está en la justa medida, aunque es de complexión delgada su cuerpo es fibroso.

Señor de los cielos. Este hombre es un adonis, maldita sea la bata del laboratorio que nunca me dejó apreciar bien su cuerpo, ciertamente una vez le rasqué la espalda pero esto es totalmente diferente.

Me tomé el atrevimiento de sentarme en aquel mueble de dos plazas en donde me fijé que Morinaga san estaba tocando una puerta, supongo que la de Tatsumi. Tocó un par de veces de forma suave, no pasé por alto como descansó su cadera en el marco de la puerta mientras se cruzaba de brazos esperando por una respuesta.

Tatsumi senpai apareció frente a él con el cabello suelto, sin lentes... SIN LENTES ¡DIOS!

Morinaga san recargó también su cabeza en el marco de la puerta ví como estiró el brazo para juguetear con un mechón de cabello mientras le decía "te esperan allá"

¡Senpai se deja tocar el cabello!

Escuché su respuesta "ya voy" suave como un susurro. El rostro de senpai estaba mirando hacia arriba, Tatsumi es alto pero el tipo que tiene al frente le saca una cabeza extra. No sé qué más cosas le dijo Morinaga pero seguía insistiendo con el cabello, senpai se sonrojó y se metió de nuevo a su habitación. El grandulón san se quitó de ahí con una sonrisa tonta en los labios.

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