🕯️🕯️Deseo🕯️🕯️

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El día en Nagoya era como cualquier otro día de verano, cálido y brillante. El astro rey no daba tregua, sus rayos llegaban hasta el más oscuro rincón.

En el laboratorio dos, un científico un poco malhumorado terminaba su jornada de trabajo justo al medio día.

No quería arruinar los planes de Kanako, tal como lo había hecho el año pasado. Por estar perdido en el trabajo no pudo acudir a su propia celebración.

Se despidió de sus asistentes de mala gana, ellos se asombraron un poco al ver que su senpai se iba a tan temprana hora.

No dio explicaciones algunas, no quería hacer un alboroto solo por tratarse de él.

Se fue directo a casa, vacía y silenciosa. Se preparó mentalmente para lo que pudiera suceder.

Descansó, tomó el almuerzo, una comida comprada en cualquier lugar que no poseía el sazón que tanto amaba.

Cuando la hora estaba cada vez más cerca, no tuvo más remedio que arreglarse.

Debido a que no tenía más ropa planchada y sin opciones, usó una camisa que Morinaga le había regalado hace tiempo. Una camisa celeste de la más fina y fresca tela.

Estaba mirándose frente al espejo, meditando sobre lo espeluznante que es que Morinaga supiera hasta la talla de su ropa , cuando escuchó el timbre sonar.

La reunión de los Tatsumi estaba por iniciar, uno a uno desfilaron por el departamento. Desde el más grande hasta la más pequeña.

El motivo principal de la reunión era celebrar el onomástico del hermano mayor.

Souijin desbordó alegría y afectividad en esa reunión; Tomoe estuvo al tanto de que su hermano no hiciera nada malo a Kurokawa, pero extrañamente no hizo nada al respecto.

Kanako chan fue la encargada de dirigir cada punto de la celebración.

El banquete fue lo más especial para los Tatsumi, son pocas las veces que tienen la oportunidad de compartir la mesa.

Tatsumi Souichi se sentía contento pero algo necesitaba y no sabía decir con exactitud qué era.

Kanako reclamó disimuladamente a su hermano mayor que no pusiera una cara tan infeliz en ese importe día.

- Hermano, deja el mal humor para luego.

Lo que Souichi no le dijo, es que quizá su mal humor empezó desde primera hora de la mañana. Cuando recibió un mensaje de Morinaga diciendo que no podría llegar ese día.

Desde ahí empezó su mal humor, pero al recibir la queja de su hermana decidió hacer un esfuerzo y divertirse.

Solo se cumple años una vez al año, así que haría todo su esfuerzo,por su familia, que a pesar de que viven tan lejos pusieron todo su empeño para viajar y compartir el día con él.

Todo sucedió lentamente, los Tatsumi estaban muy felices de estar juntos de nuevo.

La hora del "feliz cumpleaños" había llegado. Ese incómodo momento para el hermano mayor.

El pastel era de sabor vainilla, un sabor tolerable para el festejado.

A petición del cumpleañero se colocó una sola vela. Sería patético poner tantas velas en un postre pequeño.

- Hijo. Pide un deseo.

Al escuchar esa palabra , su mente viajó a un recuerdo de hace tiempo. Donde Morinaga le había encontrado una pestaña caída y la colocó entre sus dedos índice y pulgar.

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