Capítulo IV

323 20 3
                                    

Razón número tres: Kate Coleman

Tras 4 años de una convivencia alternada con mis padres, la rutina de la escuela y mi primera novela de amor terminada, finalmente llegaron los dieciocho con todo su esplendor. Cambios físicos, hormonales, y un estado de ánimo que me hacía parecer como si tuviera un trastorno bipolar.

«Los dieciocho son los mejores años de la vida. Tienes que disfrutarlos al máximo», decían algunas personas a mi alrededor que me hostigaban con su presencia. Pero la que más se acaramelaba con el asunto era mi tía Penny. Todos los días que su memoria lo permitiera, me acosaba constantemente con la típica pregunta: «Mija, ¿y el novio para cuándo?». Realmente no sabía cómo zafarme de su actitud tan molesta.

Aunque por un lado no podía negar que sentía que me estaba haciendo falta. No sabía si era precisamente por ese alboroto hormonal que estaba empezando a experimentar, que mi deseo y apetito sexual era que cada día más grande. O si, por el contrario, la falta de afecto en estos últimos años por parte de mis padres me generó un vacío el cual estoy desesperada por llenar.

Pero tengo miedo. Tengo miedo de arriesgarme a dar un paso tan grande, porque, aunque quiera sentir lo que es entregarse en cuerpo a alguien, no lo haría sin primero hacerlo en alma. Estos años encerrada en mi cuarto, redactando ridículas páginas de un novela romántica, me hicieron cuestionarme: "Quizás esto sea lo que quiero para mi vida", "Quizás esto es lo que me hace falta para sentirme completa". ¿Pero quién es la persona correcta, Vera?, ¿algún día lo/a encontrarás?

Aunque esta ahora pudiera verme una chica pesada, malgeniada e indiferente, por dentro sigo siendo la misma niña asustada que tuvo que atravesar el mundo para verse donde está ahora. Lo diferente aquí era, que finalmente pude hacer amigos. De hecho, mi mejor amiga Kate, Kate Coleman ha sido un gran apoyo para mí.

Su alegría y espontaneidad le daban a mi vida otro sentido. Ella era quien me convencía siempre de ir a fiestas, acompañarla a comprar ropa o salir un sábado para hacer ejercicio, porque su única intención era verme feliz y valoraba mucho eso.

—¡Amiga! Te tengo un super plan para hoy—dijo mientras se sentaba en mi cama dando un pequeño brinco.

—¡Ay, amiga! ¿Con qué locura me vas a salir ahora? — suspiré mientras me acomodaba a su lado. La verdad es que no quiero hacer nada hoy. Me siento fuera de mí misma. No me hallo— concluí.

—No seas tan aguafiestas — se quejó. Te conozco y sé que has pasado por mucho durante estos últimos años. Sé que la relación con tus padres ha sido un poco complicada. Pero tienes que disfrutar de las libertades que tienes estando en todo el auge de tu juventud — sonó un poco molesta, pero sabía que tenía razón.

—Sabes que siempre te acompaño a todos lados que vayas porque me encanta tu compañía. Pero así quisiera, mi madre ha estado un poco neurótica y no creo que me de permiso — dije bajando la cabeza.

—Vera, por tu madre no debes preocuparte. Ella sabe que somos como hermanas —pude sentir su sinceridad al tomarme del hombro. Ella entenderá, confía en mí.

Kate tenía algo que siempre me hacía convencerme de todo lo que ella quisiera hacer. Luego de unos segundos de quedarme mirándola fijamente a los ojos, accedí a su petición. Aunque debo admitir que el momento fue incómodo. No quiero equivocarme con ella.

—Está bien, acepto. Pero no me has dicho cuál es el plan— dije rápidamente desviando mi mirada.

—¡Ah! Entonces sí te interesa—replicó pícara. John me invitó a una fiesta en su casa. ¿Te acuerdas? El que toma clases de matemáticas conmigo.

—¡Claro que me acuerdo! Pero si te invitó a ti, ¿por qué debo ir yo? — dije algo confundida.

—Porque me dijo que si quería podía invitar a alguien y no dudé ni un solo segundo en invitarte a ti. —me dio una sonrisa de oreja a oreja mientras sostenía mis manos. Fue un gesto que me hizo estremecer.

El silencio se apoderó nuevamente de la habitación. No intercambiamos ninguna palabra. No sé qué era lo que me estaba pasando. Quiero suponer que son las hormonas, pero últimamente encuentro a Kate mucho más atractiva de lo que es. «¡Por Dios, Vera! ¡¿Qué cosas dices?! ¡Es tu amiga!».

Kate nuevamente me interrumpió. La verdad estaba demasiado emocionada por ir.

—Tierra llamando a Vera. ¡Vamos! Alístate. Te ayudaré. —sonrió.

Se levantó de la cama y abrió mi closet esperando buscar algo llamativo para mí. Entre tanto buscar en medio de mis harapos, finalmente encontró un vestido rojo, corto y super ceñido al cuerpo. Recuerdo que ese vestido lo compré hace sólo unos meses cuando acompañé a Kate a buscar un vestido para una fiesta que tenía con sus padres. No me lo había puesto porque prefería siempre ocultar mi figura con prendas anchas.

—¿No es demasiado revelador? — cuestioné un poco nerviosa.

—¿Qué? ¡No! La verdad que es perfecto. Además, porque tienes un cuerpazo para lucir, amiga. Vas a dejar boquiabiertos a mis de uno en la fiesta. —dijo con una sonrisa pícara que conozco.

—Espera, ¿pretendes que vaya de cacería? —mis ojos se abrieron ampliamente.

—¡Jajaja! ¡Claro! — se rio incontroladamente. Amiga, has estado soltera desde que te conozco y eso fue ya hace 4 años.

—A ver, hasta ahora tenemos dieciocho. No creo que durante todo este tiempo hayas pretendido que tuviera algo serio a los catorce. —respondí chasqueando mi boca y levantando los hombros. ¡Es ridículo!

—Obvio que es ridículo. Me refiero que por lo menos debiste tener la oportunidad de darte un beso con alguien —sonrió pícara.

—Para tú información jamás me he besado con alguien. No he encontrado a esa persona. —dije algo molesta.

Quería hacerme creer que lo que le decía era cierto, pero en realidad esa confusa atracción hacia Kate estaba despertando en mí el deseo de besarla.

—Ok. Vístete. Te veo luego —dijo saliendo de la habitación, ubicándose en el marco de la puerta. Voy a mi casa a cambiarme. Te recojo a las 7p.m. Bye — me mandó un beso y dio media vuelta.

Mientras me vestía, pensaba en todo lo que estaba empezando a sentir por Kate. Pero realmente no quiero equivocarme con ella. Ha sido mi mejor amiga desde entonces, no quisiera acabar con esta amistad.

Sólo no sé si pueda mantener presionado el freno tanto tiempo. 

Razones para enamorarse [Historia Parmiga] ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora