Capítulo XIV

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El doctor entró a la habitación luego de haberme dado unos medicamentos. Hizo unas revisiones de último momento para asegurarse que todo estaba bien. Por supuesto, mi padre había ido a visitarme ese último día en el hospital. Como mi madre se había ido del país, le tocaba a él cuidarme, aunque en parte sabía que no podía hacerlo en tiempo completo porque tenía que ir a trabajar, por lo que al final yo mismo me tenía que cuidar.

Mi padre se encontraba a mi costado alistando la maleta en donde había traído algo de ropa para poder darme una ducha y cambiarme. Una de las enfermeras entra a la habitación para avisar que ya me podían dar de alta. Mi padre celebró contento y yo lo intenté para no quería fracasar en el intento.

Se fue a firmar la autorización mientras yo me terminaba de alistar. El recuerdo del rostro de Vera iluminó mi mirada. Sabía que me tenía que recuperar, mantenerme en reposo. Pero tenía un compromiso personal con Vera. Ya había pasado mucho tiempo desde la última vez que pude tenerla cerca. No me importaba la recuperación física, necesitaba mi recuperación con Vera.

Salí de la habitación con la ayuda de mi padre quien había regresado minutos después de haber firmado la autorización. Al llegar a la salida, pude ver el resplandeciente Sol entrar en mis ojos. Me sentí como cuando liberas a un ave que ha estado encerrada por mucho tiempo en su jaula.

Después del fatídico evento con el tal Connor, la vida me privó de muchas cosas que ahora añoraba, y dentro de esas cosas estaba Vera.

Nos subimos al auto y nos dirigimos hacia la casa. Mi padre no dejaba de preguntarme si me encontraba bien, lo cual me causaba mucha gracia porque durante todo este tiempo estuvo conmigo y estuvo viendo mi progreso. En un momento de silencio, volteé mi mirada hacia la ventana de mi costado, recosté mi cabeza en el cinturón de seguridad y sonreí ampliamente al tener en cuenta el plan que quería realizar.

Fue cuestión de unos minutos cuando llegamos a casa. Mi padre se bajó primero para abrirme la puerta y dirigirme hacia a la puerta. La abrió y con cuidado me sostuvo de la cintura llevándome directamente a la habitación. Me recosté en la cama y di un pequeño suspiro. Me sentía cómodo luego de haber pasado días tortuoso y de insomnio en la camilla del hospital.

Mi padre dejó algunas cosas en la mesa de noche y en ese momento le entró una llamada la cual atendió rápidamente.

—¿Muy buenas? —dijo saliendo de la habitación.

Yo me quedé recostado en la cama como si hubiera laborado dos días seguidos y sin descanso. Luego de unos cinco minutos, entra mi padre con un poco de urgencia.

—Perdóname, hijo. Me llamaron de la estación de —dijo apresurado.

—¿De la estación? — pregunté confundido mientras me sentaba en la cama.

—Sí. Me están considerando para ver si vuelvo a prestar servicio— sonrió.

—¿Y lo vas a hacer? — no quería interrogarlo, pero sus respuestas me confundían más.

—La verdad no estoy seguro de aceptar o no. Sólo lo estoy considerando— soltó una risa floja—. Bueno, me voy. Cuídate, por favor.

—Sí, sí. No te preocupes. Estaré bien— desvié la mirada y sonreí pícaramente.

—No vayas a hacer locuras, Patrick— salió rápidamente de la habitación sin dejarme contestar.

Me quedé riendo en silencio porque lo que menos sabía era quedarme quieto y el plan que estaba maquinando en mi cabeza podría ser una de las mayores locuras que podría llegar a hacer.

Sentado en la cama, esperó que el sonido de la puerta cerrándose se hiciera presente. Al hacerlo, se paró rápidamente hacia al baño para arreglarse un poco. Aplicó un poco de colonia, gel en su cabello y se retocó un poco la barba baja. Se dirigió hacia su armario, buscó una pantalón tipo tailoring de un negro azabache, una camisa tipo polo blanca, tenis blancos de suela plana y por último una gabardina de color caramelo. Antes de salir de la habitación, se retocó su colonia, con notas de toronja, pimienta rosa y gálbano. Un aroma bastante amaderado y atractivo, para asegurarse que olía bien.

Razones para enamorarse [Historia Parmiga] ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora