Capítulo XXXVIII

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¿Alguna vez has sentido que el mundo se te viene encima pero es en realidad el peso de los nervios y la desesperación? Así me sentía, sumida en un profundo nerviosismo. No era que quisiera dudara de mí, pero francamente tengo miedo de estropearlo todo y llevar este espectáculo al fracaso. Sentir que tu futuro y quizás el de muchas otras personas depende de ti, es una responsabilidad muy grande a la que le tengo miedo.

Soy consciente de lo que necesito en este momento. Y no, no es un vaso de agua o un baño helado. No es un caramelo o un poco de café. Es la extraña combinación de todas esas cosas. Así era como me sentía: la ausencia de  sus cálidos brazos dejaba un frío inminente en mi cuerpo. Me estaba volviendo adicta a ellos. Necesitaba de su dulzura, de sus palabras, su consuelo. No ha sido la primera vez y quizás no sea la última. De eso estoy completamente segura.

«Restan 5 minutos para que empiece el show». Escucho decir a uno de los acomodadores. Cada mínimo segundo que pasaba se convertía en minutos de vida que estaba perdiendo. Podría sonar exagerado de mi parte, pero en verdad no me siento preparada para esto. «Debí asistir con la psicóloga estas últimas semanas, maldita sea», maldije sintiéndome culpable por no priorizar ciertas cosas en mi vida.

—Ya tienes que ir a tu posición— ordenó otro acomodador.

«Respira», dije a mí misma.

—Claro— esbocé una falsa sonrisa.

De repente, empiezo a sentir un leve malestar en mi estómago. Salgo corriendo al baño que queda más cerca de mi camerino. No sabía si era producto de los nervios y la ansiedad. Esta vez había tocado fondo. No recuerdo haberme sentido así en mucho tiempo. Sin embargo, no es la primera vez que sucede y no le dicho absolutamente nada a Patrick porque tengo miedo de comprobar que puede llegar a ser verdad.

Salí rápido al escenario sabiendo que tengo una responsabilidad con todo mi equipo de trabajo y con mi futuro.

—Ya vamos a empezar—gritaron por ahí.

«Bueno, aquí vamos», suspiré.

El asunto con el tal Norman y todo su equipo de psicópatas estaba siendo más complejo de lo que pensaba. Sabía que demandaría tiempo, solo que no sabía que tanto. Corre a través de mis venas una impaciencia por ver qué tan rápido puedo salir de esto. Quiero verla, de verdad que sí. Pero también tengo que hacer esto por ella.

Hace unos minutos había llamado a Jade para consultarle a qué horas era la función. Su mente tan romántica y cliché propuso que llegara de sorpresa. Que a Vera le encantaría. Pero sinceramente no sé ni siquiera si logre llegar a tiempo. Yo debería estar ahí con ella, viéndola y sintiéndome el hombre más afortunado y orgulloso del mundo. Pero la vida al parecer tiene otros planes para nosotros, no sé si para bien o para mal. Sea como sea, estaba más que claro que todo el caos por el que estamos atravesando de alguna manera tenía que suceder. Solo no pensé tomarme tanto tiempo para salir de él.

8:30 p.m
Aun no estoy ni cerca del teatro y esto ya me está estresando un poco. Pensé en la posibilidad de llegar a su camerino en vez de ubicarme en el asiento que me correspondía, era mucho más sencillo y evitaría pasar alguna vergüenza. «Podemos llegar a tiempo», dije para mí mismo casi en un suspiro mientras abrazaba frágilmente el gran bouquet de girasoles que tenía entre mis brazos.

—Señor— me dirigí al taxista—. Sé que lo que le voy a pedir va a en contra de mi propia seguridad. Pero, ¿podría acelerar un poco? Es que tengo que llegar rápido al teatro antes de que sea demasiado tarde. Por favor.

El hombre simplemente observó por el retrovisor y asintió levemente.

—¡¿Vera, dónde estás?! — gritó el director mientras me buscaba por el camerino seguramente.

Razones para enamorarse [Historia Parmiga] ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora