Capítulo XI

215 14 10
                                    

Salimos mi madre y yo a una tienda para buscar el regalo de Patrick. Sabía que él no era un "hombre típico". A Patrick le encantaban las flores, en especial los girasoles porque decía que siempre que las veía se acordaba de mí. Esta vez decidí pensar en él materializando sus recuerdos.

Al entrar a la floristería mi madre puso una cara de confusión pensando que el regalo iba a ser para mí.

—Hija, ¿no se supone que el regalo es para Patrick?, ¿por qué vas a comprar flores? —dijo en un tono pintoresco.

—Jajaja— no pude evitar reír—. Sé que es raro, pero a Patrick le encantan los girasoles, siempre dice que le recuerdan a mí— respondí—.

—Nena, ¿te gusta Patrick? — interrogó mi madre como esperando una respuesta.

Yo no supe que responderle. La verdad es que yo veía a Patrick como mi mejor amigo, pero dentro de mí estaba empezando a decir que realmente me gustaba. No quería negarlo, pero tampoco quería admitirlo de buenas a primeras. Me daba miedo pensar que quizás él no sentía lo mismo que yo.

—No, mamá. Qué cosas dices— respondí nerviosa.

—Bueno, lo pensé porque ustedes son muy unidos y te conviertes en la mujer más cariñosa cuando estás con él. Pareces su esposa— rio mi madre ante este último comentario.

Decidí quedarme callada y no responder a su comentario. Me incomoda demasiado saber que mi madre quizás sabía muchas más cosas de mí de las que yo estaba dispuesta a admitir.

Terminé comprando un hermoso ramo de girasoles. Las más amarillas, como si fueran muchos soles alumbrando el océano de mis ojos. Me detuve para olerlas e inmediatamente llegó a mí un recuerdo de Patrick dibujado en el aire, abrazándome con todas sus fuerzas y sintiendo su aroma. Lo extrañaba con locura.

Salimos de la floristería, y luego nos dirigimos a una tienda de dulces para comprar algunos chocolates. No sabía si Patrick podría comerlos durante su recuperación, pero sé que le encantan y decidí tener ese gesto hacia él. Creo que esa es una de las razones por las que Patrick era tan dulce y romántico, su amor hacia el chocolate lo había convertido en amor hacia su gente, incluyéndome.

Una barra de chocolate con leche y en su interior pequeños trozos de maní, relleno de un suave dulce de leche. Sinceramente quería comerme la chocolatina, pero «todo por Patrick», dije.

Ya eran más de las doce del mediodía, mi madre debía regresar a casa para alistarse y salir a trabajar. La verdad disfruté mucho esas horas estando junto con ella. Creo que me hacía falta sentir su cariño como madre, y sobre todo su presencia. La verdad la amaba mucho y daría la vida por verla siempre feliz.

Luego de llegar a casa, mi madre se puso su uniforme y tomó sus cosas

—Hija, ya me tengo que ir. Si quieres te dejo algo de dinero para que vayas a almorzar, o si prefieres puedes cocinar algo— sugirió.

—No te preocupes. Me sobró un poco de dinero de lo que me diste para comprar el regalo de Patrick. De aquí saco y compro algo para almorzar, además recuerda que debo ponerme a estudiar porque ya mañana tengo exámenes— dije.

—Está bien—sonrió—. Por favor ten mucho cuidado. Debo admitirte que todo este asunto de Patrick me tiene un poco paranoica y me da miedo que te pase algo— puso un expresión triste.

—No te preocupes, madre. Sé cuidarme. Más bien cuídate tú, y por favor avísame si vas a llegar tarde para cerrar todas la entradas bajo llave con tiempo— respondí—. Gracias por acompañarme. La verdad no era necesario que lo hicieras.

Razones para enamorarse [Historia Parmiga] ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora