Capítulo XIII

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Abrí los ojos en la madrugada. Supe que el cielo estaba aclarando gracias a la ventana que se encontraba en mi costado: la negrura de la noche había dado paso a un color gris azulado. Sabía que este día definiría muchas cosas de mi futuro. Las interminables horas de estudio por fin tendrían que ser aplicadas y retarme a no morir en el intento.

Tomé una ducha aun con sueño. Me alisté y bajé a la cocina mientras en mi cabeza repetía las mismas líneas para que no se me olvidara lo que supuestamente había aprendido. Me sorprendí al ver a mi madre quien estaba sirviendo una tasa de café.

—Buenos días, hija— dijo sonriente.

—Buenos días. ¿A qué horas llegaste anoche? No te escuché—pregunté confundida.

—En realidad, llegué hace algunas horas— suspiró—. No he dormido nada, pero tengo que ir a trabajar— bajó la mirada—. Para que veas el sacrificio que me toca hacer— soltó una risa floja.

Yo no dije nada. Sólo le sonreí y la abracé muy fuerte, como si fuera a ir para siempre.

Me correspondió el abrazo y me besó la frente.

—¿Estás lista? — preguntó mi madre haciéndome quedar frente a ella.

—Eso creo. La verdad estoy muy nerviosa por cómo me vaya a ir—dije.

—Si tienes fe en lo que haces, si tienes fe en ti, seguramente obtendrás lo que quieres—sostuvo mis mejillas—. No puedes negarte siempre a reconocer que tienes talento para muchas cosas en la vida. Confía en ti.

Sus palabras me dieron consuelo. Sabía que tenía razón, pero si había algo en lo que tenía que trabajar era en mi autoestima, que extrañamente era reforzada con la presencia de Patrick.

Ver a mi madre dejando la taza de café en la mesa, y tomando sus cosas me sacó de mis pensamientos.

—Hija, ya me tengo que ir—dijo dándome un beso en las mejillas—. Por cierto, revisa la correspondencia, creo que hay algo para ti.

—Está bien. Cuídate, te amo— le lancé un beso al aire. Ella me correspondió.

Me senté en el comedor para tomar mi desayuno mientras leía la correspondencia que había sobre él. Había muchas que eran para mi madre, facturas seguramente. Le resté mucha importancia porque no eran cosas que me interesaran. Pero hubo un sobre en particular que llamó mi atención: era azul celeste, con unos bordados de encaje en su exterior.

Me detuve a observarlo con detenimiento, también tenía un aroma agradable a girasoles. Me hizo sonreír. Cuando le di vuelta, leí la estampilla que se encontraba en el costado superior del sobre. Decía:

Para: Mi Vinka hermosa

De: Pat

No pude evitar sonreír ampliamente. Me hacía muy feliz saber que Pat se estaba mejorando y que tuvo las fuerzas suficientes para escribirme una carta.

Nunca lo había hecho, por lo menos no conmigo, y eso me hacía sentir especial. Abrí el sobre con delicadeza y saqué la carta que estaba dentro de ella. Mis manos temblaban. Estaba nerviosa por saber lo que Patrick había escrito, pero al mismo tiempo tenía mucho afán por leerla y más porque sabía que debía irme a la escuela.

Mi amor,

Esas primeras palabras causaron una corriente de electricidad por todo mi cuerpo.

Sé que últimamente te he fallado al no poder protegerte como te lo prometí. Y me siento culpable por ello. De antemano te pido que me perdones.

Razones para enamorarse [Historia Parmiga] ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora