Capítulo V

269 21 0
                                    

Eran ya las 6:55p.m. estaba lista esperando a Kate en la sala. Mi madre ya sabía que iba a salir porque cuando Kate dejó la casa para irse a la suya, aprovechó para hablar directamente con mi mamá. Siempre me hace lo mismo.

Diez minutos después, escucho el timbre de la puerta. Aunque me levanté del sofá con determinación, la verdad estaba muy nerviosa porque sabía que estas fiestas nunca terminaban en algo bueno. Cogí mi abrigo que se encontraba en el perchero, procedí a abrir la puerta y ahí estaba Kate.

—¿Lista? — preguntó con una sonrisa de oreja a oreja.

—Mmm... Sí—divagué un poco en mi respuesta.

Nos dirigimos hacia su auto y emprendimos el viaje. Kate y yo teníamos la costumbre de poner música en el auto mientras nos dirigíamos a alguna fiesta para entrar en calor, y la verdad que lo disfrutábamos. Pero esta vez me encontraba fuera de plano. Muy lejos de la realidad.

—¡Hey! ¿Estás bien? — dijo Kate sacándome de mis pensamientos. Te noto algo distraída —dijo mirándome al mismo tiempo que mantenía fija su mirada en la carretera.

—Sí. Estoy bien, no te preocupes —respondí, un poco incómoda. Sólo que hace mucho no voy a una fiesta—concluí.

—No te preocupes. Sabes que lo vamos a disfrutar al máximo. Vamos a estar juntas. ¿Ok? — colocó su mano sobre la mía como dándome ánimos.

Yo sólo pedía a Dios que no lo volviera a hacer.

Fue sólo cuestión de minutos para encontrarnos frente a la puerta de la casa de John, quien nos dio una cálida bienvenida haciéndonos pasar.

La verdad el sitio se veía bastante agradable. Buena música, trago, comida. Pude divisar a lo lejos una piscina que estaba iluminada por unos focos LED de colores. A decir verdad, era una casa muy grande y lujosa.

Kate y yo procedimos a dejar nuestros abrigos en alguno de los percheros que se encontraban en la entrada, y nos adentramos a donde estaba todo el mundo. Pude sentir la mirada de más de uno sobre mí. La verdad que sí estaba bastante provocativa.

—Kate, te lo dije. Todo el mundo me está mirando—la tomé del brazo y no me zafé de ella.

—Tranquila. Tienen razón para estarlo. Yo también lo haría sino te conociera— se rio discretamente.

Sinceramente su chiste me había molestado.

No reconocía muchos rostros. Debo creer que la mayoría eran amigos de John, por lo que me da seguridad pensar que todo el tiempo estaría con Kate.

Nos dirigimos al mini bar que se encontraba a unos centímetros de la piscina. No tenía muchas ganas de tomar, pero al ver que Kate se estaba empezando a divertir, también accedí.

—¿Qué les puedo ofrecer, señoritas? —preguntó el barman.

—Dos margaritas, por favor—intercedió Kate por las dos.

Mientras el barman se encargaba de las margaritas, me puse a observar todo el entorno. Podía ver a muchas parejas abrazadas, algunas otras besándose apasionadamente, y los solteros de siempre jugando y «parchando». Kate mientras tanto, meneaba sus caderas suavemente al ritmo de la música.

El barman nos interrumpió para darnos nuestras bebidas. Kate y yo chocamos nuestras copas y nos empezamos a reír sin sentido. En eso llega un chico que se acerca a Kate y la saluda de beso. Yo quedé confundida.

Pude notar que se quedaron mirando fijamente mientras yo desaparecía enfrenta de ellos. Aclaré mi garganta para hacerme notar.

—¡Oh! Lo siento, Vera. Mira te presento George—se dirigió hacia él. George, ella es Vera, mi mejor amiga—dijo dirigiéndose a mí.

—Mucho gusto en conocerte, Vera...—dijo arqueando su ceja.

—Farmiga—respondí rápidamente y estrechamos nuestras manos.

Pude notar cómo Kate no le quitaba la mirada de encima a George, pero en el momento no le dije nada. Esta situación me hizo aclarar muchas cosas: No era que yo me sintiera atraída por Kate, sino que indirectamente estoy empezando a buscar con la mirada a un hombre que me haga sentir atractiva.

Me sumergí en mis pensamientos.

—¡Vera! — gritó Kate dándome un pequeño susto.

—Me asustaste —repliqué. ¿Qué pasó?

—Mmm... Sé que prometí que me iba a quedar todo el tiempo contigo, pero George me dijo que si podía pasar un tiempo con él para presentarme con sus otros amigos. — sonaba arrepentida por lo que me dijo hace unos minutos.

—¿Es tu novio? — cuestioné.

—Podría decir que algo parecido—replicó. En eso estamos.

No lo podía creer. Kate era de esas que siempre contaba sus cosas, por lo que se me hizo raro que no me dijera que estaba empezando a salir con George y que tenía intenciones de formar algo serio.

—Está bien. No te preocupes — dije finalmente. Te estaré esperando aquí en la barra— me reí algo triste y nerviosa porque no sabía que iba a hacer sin Kate.

—Jajaja. No tienes porqué hacerlo. Recuerda que viniste de cacería. —otra vez lanzó esa mirada pícara como intentando que yo entendiera el mensaje.

Sin darle una respuesta, pude ver cómo Kate buscaba a George entre la multitud y se alejaba lentamente de mí. Todo el mundo riendo y disfrutando de un rato agradable con sus amigos y parejas, mientras yo me encontraba sola en la barra.

Me prometí a mi misma que no iba a tomar tanto, pero no me pude resistir. Cada vez que le pedía una margarita al barman, él hacía sus intentos por coquetearme, pero la verdad no le prestaba atención.

Ya empezaba a sentir los efectos del alcohol, pero todavía estaba lúcida. Me desconecté del mundo y por un momento me olvidé por completo de Kate.

Extrañamente, siento una mano posarse suevamente en mi espalda descubierta. Volteé a mirar lentamente, y lo vi. Tenía algo, no sabría decir exactamente qué. Pero me perdí completamente en su mirada.

Razón número cuatro: ¿cuál es tu nombre? 

Razones para enamorarse [Historia Parmiga] ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora