Capítulo X

227 14 2
                                    

Decidí salir del carro. No podía quedarme con las ganas de saber si realmente era él. Corrí hasta donde se encontraban los policías y rescatistas y ahí estaba él. Recostado en una camilla, parecía inconsciente. Mi reacción no fue más que limitarme a llorar descontroladamente. No podía evitar sentirme culpable por no haberlo protegido, aunque hice todo por encontrarlo.

Fui tras él mientras los policías me decían que por favor regresara al auto. Cuando intenté alejarme, Richard se acercó a mí, me miró por un momento y luego dirigió su mirada a Patrick.

—¡Hijo! ¿Estás bien?, ¿puedes oírme? — interrogó Richard entre lágrimas acariciando la cabeza de Patrick.

—Señor, le pedimos por favor que se retire— dijo uno de los rescatistas—. El paciente debe ser llevado con urgencia al hospital.

—Pero ¿qué le ocurrió? — pregunté intentando regular mi respiración.

—Al parecer el señor Connor "alias el cazador", lo envenenó para debilitarlo y así poder golpearlo las veces que consideró necesario.

Mi corazón se detuvo por un momento.

—Pero ¿va a estar bien? — interrogó Richard demasiado preocupado.

—Claro que sí— respondió Mason que se venía acercando hacia él—. Haremos nuestro mayor esfuerzo.

—¿Me podrían decir por favor a qué hospital lo van a remitir? — siguió preguntando Richard.

—Cleveland Clinic— respondió Mason—. Aunque pudiera recomendarles que se fueran a descansar un poco. Han estado muchas horas dentro de este operativo, que gracias a su ayuda fue un éxito.

—Créame que lo que menos podemos hacer ahora es descansar sabiendo que mi hijo está grave de salud— contestó Richard sonando un poco molesto—. Pero gracias por toda la ayuda que nos ofreció Mason. En verdad que usted y su equipo hicieron un gran trabajo.

Mason respondió al cumplido con una sonrisa

—Es un honor colaborar y apoyar a un gran héroe de este país como usted— halagó—. Bueno, tengo que irme. Hay un proceso judicial bastante largo a realizar.

Yo no dije nada más. El sonido de las sirenas tanto de la policía como de la ambulancia me retumba los oídos. Mi cabeza empezaba a dar vueltas y mis ojos empezaron a cerrarse lentamente. Lo último que alcancé a ver fue la imagen de Patrick en la camilla entrando a la ambulancia. Perdí la conciencia.

No sé cuánto tiempo habría pasado. Empiezo a abrir mis ojos lentamente, una radiante luz blanca me impide abrirlos por completo. Me duele la cabeza, como si un carro me hubiera arroyado. Escucho el persistente sonido de una máquina que me confunde más. Cuando por fin logro abrir mis ojos por completo, veo a mi madre acercarse a mí acariciando mi cabeza

—¡Vera! ¿cómo te sientes, hija? — escuché decir a los lejos.

Yo no respondí. Simplemente necesitaba tiempo para incorporarme de nuevo y volver a la normalidad.

Luego de unos minutos musité algunas palabras al acordarme de todo lo que había pasado hacía unas horas.

—Patrick... ¿dónde está? — dije con esfuerzo.

—Él se encuentra en este momento en cuidados intensivos— dijo mi madre con un poco de dificultad. Ella sabe cuán importante es Patrick para mí.

No sé de dónde saqué fuerzas, pero me levanté de la camilla casi cojeando porque mi cuerpo aun no respondía. Quité a mi madre de camino mientras ella intentaba detenerme.

Razones para enamorarse [Historia Parmiga] ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora