Capítulo XLVIII

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—Eso estuvo... Sin palabras — dije con una sonrisa dibujada en el rostro. Estaba acostada al lado de Patrick con un brazo detrás de mi cabeza.

—Bueno, si hubiese sabido que eso era lo que hacía falta para que la señorita Farmiga se quedara muda — comentó Patrick inocentemente aún siendo sugerente en su afirmación.

—¡Oye! — me tomé la ofensa con humor y con la mano libre la di una palmada en su pecho.

Se quejó, como siempre exagerando.

Ambos reímos, nos reímos de nosotros mismos. Siempre he amado la forma en la que Patrick y yo logramos con éxito consolidar nuestros problemas y olvidarnos de ellos por un momento. Patrick siempre ha sabido cómo ahuyentar a mis demonios aún cuando ellos seguían atormentándome. Era mi vitamina, mi dosis de éxtasis y mucha felicidad.

—Ven aquí — indicó Patrick tocándose el pecho para indicarme que me recostara en él. Con su mano acariciaba mi espalda desnuda.

— ¿Sabes qué hace falta para que esta noche sea perfecta?

—¿Qué? — respondí con otra pregunta sin dejar de sonreír.

—Sorpresa.

Rápidamente, Patrick me tomó los ojos con una de sus manos, solté una risa escandalosa, nunca sé con que sorpresas pueda salir. Lo escuché mover algunas cosas en el interior de la mesita de noche e igualmente escuché cuando lo cerró. En un rápido movimiento destapó mis ojos revelando la cinta que tenía en sus manos.

—¿Y esto? — lo miré.

—Pues una película —comentó obvio.

Fijé nuevamente mi atención a la cinta que estaba guardada en los típicos estuches de los años dos mil.

—¿'Siniestro'? — leí el nombre de la película, sorprendida por su elección—. ¿Y lo tuyo no dizque que no es el género del terror? — pregunté con ironía.

—Sé que es extraño que estemos haciendo una película de terror y no me guste ver la películas —hizo un pequeño puchero —. Pero no, no lo es; soy un poco gallina. Si yo llego a ver esta película podría pasar fácilmente un año sin dormir — hizo énfasis en las últimas palabras.

Amaba que se comportara como un niño luego de un momento tan difícil y romántico. Esos balances de felicidad solo él sabía cómo lograrlos por lo que decidí seguirle el juego.

—¡Ay, pobrecito! — dije con voz de niña —: Entonces yo te protejo de los monstruos.

Y me aferré más a su cuerpo, contenta por lo que estaba pasando justo ahora.

—Al terminar esta peli tendrás que venir a vivir conmigo nuevamente para que yo pueda conciliar el sueño — su mano seguía acariciando mi espalda.

Y tal como si una luz se hubiera prendido en mi cabeza, me levanté con sorpresa apoyando una mano sobre su pecho como soporte para mi mentón y lo miré directamente a los ojos:

—Señor Wilson, si yo llegara a vivir como usted otra vez, creo que usted nunca dormiría — comenté sugerente dando pistas de un comentario con doble sentido.

—¿Ah sí? — contento.

—Ah sí — dije más segura y orgulla por lo que había logrado con solo algunas palabras.

Patrick quien aún tenía la cinta en sus manos la observó por un momento como pensando un tomar una decisión rápida.

—En ese caso, 'Siniestro' puede esperar.

Y lanzó la cinta hacia un lado de la cama como si ya no importara, como diciendo "olvidemos el plan" y cuando lo hizo, yo me apresuré a chocar sus labios con los míos, ese sabor al que era completamente adicta. E instintivamente nos perdimos nuevamente en el deseo, «una segunda ronda nunca va mal», recordé las palabras que alguna vez Patrick dijo.

Razones para enamorarse [Historia Parmiga] ❤️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora