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Saori salió de la casa de Sayumi con una extraña sensación; no le disgustaba que Aiko pasara tiempo con Sayumi, al contrario, le gustaba, pero sintió algo cuando supo que Aiko había llamado a la pelirroja y no a ella

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Saori salió de la casa de Sayumi con una extraña sensación; no le disgustaba que Aiko pasara tiempo con Sayumi, al contrario, le gustaba, pero sintió algo cuando supo que Aiko había llamado a la pelirroja y no a ella. Movió su cabeza repetidas veces para alejar aquellos malos pensamientos sobre de que Aiko la estaba abandonando y caminó hacia el auto donde estaba el hombre de tercera edad esperando para llevarla de regreso a su casa.

El camino fue silencioso y Saori odiaba esto ya que, en momentos tan silenciosos como estos era cuando su mente más divagaba. No pudo evitar sonreír al ser espectadora de aquel juego de miradas que tenían Aiko con Sayumi y se sorprendió al notar a su mejor amiga algo avergonzada por ser descubierta en eso. Jerry la dejó en aquel café en donde vivía Harry, ya que Saori le había indicado que la llevara a aquel lugar.

—¿Segura que no quiere que la espere señorita? —Preguntó el hombre amablemente.

—No Jerry, puedes irte a tu casa. —Contestó Saori sonriente. —Tomare el tren.

—Bueno, tenga cuidado señorita.

—Siempre lo tengo...

Dándole una sonrisa tranquilizadora al hombre, Saori bajo del auto y caminó hacia Harry que al verla comenzó a mover su cola alegre.

—Me demore un poco por que Aiko tuvo problemas, pero acá estoy hermoso. —Sonrió mientras acariciaba la cabeza del animal.

Le dio de comer y cambió su agua. No pudo evitar quedarse un par de minutos con él animal viendo como este comía, sin darse cuenta su mirada se dirigió al lugar en donde estaba Darren. Se levantó y caminó hasta aquel lugar, aún habían rastros de sangre en el cemento, Saori no pudo evitar llorar al ver aquello y es que la muerte de Darren aún le dolía.

El tiempo pasó tan rápido que no se dio cuenta cuando ya se le hizo demasiado tarde, se levantó del suelo ya que había estado sentada mientras observaba aquel lugar. Se fue hacia la estación de trenes, pero grande fue su desilusión al ver que esta ya estaba cerrada.

—Mierda... —Susurro.

Sin más remedio comenzó a caminar hacia su casa, no era muy lejos, pero ya era tarde y las calles eran algo peligrosas para una muchacha de su edad. Caminó en alerta mientras observaba a su alrededor cada cinco minutos por precaución, no quería admitirlo, pero el miedo comenzaba a crecer. Las calles estaban tan solas y silenciosas que Saori podía escuchar sus propios pasos mientras caminaba. Algo en su campo de visión captó la atención de la rubia, a unos pasos de ella estaba una pequeña plaza en donde había un grupo de hombres que bebían y reían, Saori no pudo evitar sentir un dolor en el estómago al tener que pasar cerca de ellos.

Su tranquilidad volvió cuando ninguno de los hombres la tomó en cuenta. Se sintió tan aliviada al ver su casa y sonrió cuando ya estaba dentro sana y salva. Grande fue su sorpresa al llegar a la sala y ver a la madre de Ran junto con este sentados hablando alegremente con su madre.

𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora