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Al momento en que Hajime tomó la decisión de abandonar a Saori fue cuando la vio en aquella silla amarrada, pero se convenció totalmente cuando está contó que era habilidosa con el dinero vio en el rostro de Muto aquella posibilidad de llevarse a ...

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Al momento en que Hajime tomó la decisión de abandonar a Saori fue cuando la vio en aquella silla amarrada, pero se convenció totalmente cuando está contó que era habilidosa con el dinero vio en el rostro de Muto aquella posibilidad de llevarse a la rubia consigo, por lo que pensó que era momento de aceptar irse con ellos además de que el ver a Inupi todo golpeado y a Takemichi quién se negaba rotundamente a dejarlo ir. Al verlos a todos así, pensó que lo mejor era irse con Muto para ya no causar más problemas.

Con el paso de los días notó que en Tenjiku podía hacer mucha más plata que en ToMan tomando la decisión de quedarse por su propia voluntad e intentar convencer a Inupi de irse con él. Por varios días estuvo pensando en que haría realmente con Saori y es que si él decidía quedarse en Tenjiku probablemente jamás se iría del mundo de la delincuencia y los pandilleros. Un día Kakucho, uno de sus compañeros lo vio algo distraído por lo que le preguntó que le sucedía y este sin poder evitarlo le contó aquello que lo acomplejado, Kakucho escucho todo con atención y como no tenía experiencia en relaciones tan solo eso pudo hacer, escucharlo. Conversación que sin querer escuchó Rindo.

Los días pasaron y Hajime comenzó a extrañar a la rubia, por lo que de vez en cuando iba a verla a su casa, pero como un cobarde se quedaba observando de lejos a está. No podía evitar sentir mariposas al verla sonreír o hablar con su padre, aquella era la joven más hermosa que sus ojos veían y cada día se le dificultaba alejarse de esta ya que cada vez que la veía le daban unas enormes ganas de correr a sus brazos y abrazarla.

Aquel día en que ocurrió todo lo de Muto, no pudo evitar quitarse su cadena y colocarla en el bolsillo de la mochila de la rubia, prometió que le iba a regalar algo por su primer mes juntos y como sabía que probablemente esta sería la última vez que se verían, quiso regalarle su cadena. En ese momento la joven estaba inconsciente por el golpe de Muto por lo que Hajime tan solo besó la frente de la rubia con ternura mientras sentía como bajaban un par de lágrimas por sus mejillas.

—Lo siento... —Le susurro antes de irse con los demás.

No había día en que él joven no se acordara de Saori y hasta su abuela había notado aquella tristeza en el rostro de su nieto. Muchas veces preguntaba por la rubia a lo que el joven le respondía que ya no estaban juntos, pues ya había firmado su sentencia al aceptar aquel dinero. Dinero que le sirvió bastante para la pandilla y para él, pero que le dolía tenerlo.

Y también, no había día en que se arrepentía de haber aceptado aquel dinero, pero pensó que era mejor que Saori lo odiara y se alejara de él a que siendo su novia algún pandillero se acerque a esta para abusar de lo que ella sabía acerca del dinero y cosas de negocios. Además de que si continuaba estando con Saori probablemente harían lo mismo que hizo Muto y usarla en su contra, lo que Hajime menos quería es que le hicieran daño a su novia por su culpa. Pero no podía evitar extrañarla y sentir unas enormes ganas de necesitarla.

Había cambiado su celular y su número para que la rubia no lo llamará más ya que está llamaba continuamente haciendo todo más difícil para el pelinegro.

𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora