𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪

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"Medusas"

Aquel día fue el último en que Saori vio a Hajime, luego de eso cada uno se fue por su caminó y no necesariamente era el buen camino.

Mary aceptó que Saori donará una de sus médula a Luna y así comenzaron a hacer los exámenes para saber si es que ambas jóvenes eran realmente compatibles a lo que todo salió positivo. Las semanas comenzaron a pasar y el día de la operación llegó siendo esta todo un éxito, ahora sólo había que esperar a que el cuerpo de Luna aceptará la médula de Saori.

Aquel día de la operación el médico les había dicho que Luna estaba tan débil que probablemente no hubiera aguantado un par de meses más estando así, pero que ahora con el trasplante, la joven se recuperaría.

Los hermanos pequeños de Luna no pudieron evitar abrazar a Saori al verla el día después de la operación agradeciendo su gesto y ayudar a su hermana. Saori, quién había vuelto a su color de cabello natural, sonrió algo incómoda mientras les devolvía el abrazo. La primera vez que los había visto se sorprendió al notar que todos eran pelirrojos y muy parecidos entre ellos. El único distinto era Kento quién era el más alto y destacaba por tener su cabello pelirrojo más largo que los demás y por los tatuajes que tenía en los brazos.

—¡Podrías un día ir a cenar a casa! —Exclamó el más pequeño de ellos, aquel le dio mucha ternura a la rubia.

—¡Si! —Exclamó otro un poco más grande. —Y así te presentamos a nuestros diez gatos. —Sonrió.

—Oye...¿Y si es alérgica a los gatos? —Preguntó el más pequeño con duda en su voz.

Saori negó con su cabeza rápidamente, eran tantos que ni se acordaba de sus nombres.

—No soy alérgica a los gatos. —Sonrió. —Y estaría feliz de ir a cenar a su casa.

—¡Si! —Exclamaron los dos muchachos.

—Ryu y Tomeo dejen descansar a Saori. —Habló esta vez una mujer de contextura gruesa quién venía entrando a la habitación del hospital junto con Mary. —Hola Saori... —Sonrió.

Saori notó que la mujer era pelirroja al igual que sus hijos y tenía bastantes pecas en su rostro. Los jóvenes salieron de la habitación para dejar solo a las dos mujeres con Saori.

—¿Usted es la mamá de Luna? —Preguntó curiosa la rubia.

—Así es... Hace diecisiete años, Mary llegó a mi casa pidiéndome el favor de que me quedara con Luna... —Sonrió con nostalgia.