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Aiko sintió la boca seca después de tenerla tanto tiempo abierta mientras miraba sorprendida la gran casa de Sayumi

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Aiko sintió la boca seca después de tenerla tanto tiempo abierta mientras miraba sorprendida la gran casa de Sayumi. No supo en qué momento abrió su boca, pero decidió cerrarla ya que la mujer de uniforme negro la miraba de forma extraño, le dio una mala mirada haciendo que esta dejara de observarla.

La sala estaba llena de cuadros costosos, Aiko pensó que aquellos costaban mucho más que su vida. Sentada en aquel cómodo sofá se sentía pequeña ya que la sala era más grande que toda su casa, suspiró aburrida. Hace más de quince minutos que estaba ahí sentada esperando a la pelirroja y esta tan solo había aparecido para abrirle la puerta y decirle que se demoraría un poco.

Había recibido un mensaje de Saori en donde está contaba la muerte de Darren, en verdad Aiko no sabía cuál de los dos perros era pero sin darle importancia a eso decidió hacerle una visita a la rubia junto con Sayumi, ni ella sabía por qué había llamado a la pelirroja para ir donde Saori.

—¿Por qué me llamas? —Preguntó Sayumi cuando Aiko llamó y por un momento no supo qué responder y es que ella no sabía por qué la había llamado.

—Murió Darren. —Contó esta.

—¿Quién es ese?

—El perro de Saori.

—Oh...

Después de un par de palabras Sayumi le dio la dirección de su casa y Aiko en menos de una hora llegó a esta. Tuvo que darle una gran excusa a su padre y es que este no la dejaba salir por nada de él mundo, razón por la que había faltado a clases dos días seguidos, poco le importaba ya que no le costaba mucho aprenderse la materia. Apenas sus ojos visualizaron la gran casa de Sayumi no pudo creer lo que veía y es que prácticamente está era la casa de sus sueños, de los sueños de la pequeña Aiko, ahora Aiko era más realista y sabía que con suerte llegaría a tener un pequeño departamento en el centro de la ciudad y que tendría al menos cinco gatos.

Unos pasos hicieron que la pelinegra volviera de sus pensamientos encontrándose con la bella pelirroja que le sonrió.

—Ya estoy lista. —Informó Sayumi. Aiko la observó notando que vestía sólo de negro. —Oh, voy vestida así por que estamos de luto ¿No?

—Supongo...

—Tu no vas de negro.

—Hmm será por que con suerte tengo ropa y peor, es reciclada de mi hermana. —Comentó irónica la pelinegra.

—Oh... ¡Yo te prestó!

—¿Qué?

—¡Ven vamos! ¡Tengo mucha ropa y hay mucha probabilidad de que te quede perfecta! —Exclamó feliz la pelirroja mientras tomaba del brazo a Aiko y tiraba de este.

Aiko de mala gana de se levantó del sofá y caminó junto con Sayumi hasta su gran habitación y está sin esperar nada más comenzó a desordenar su armario buscando la ropa necesaria para Aiko.

𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora