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Los pasos del joven al caminar eran firmes mientras caminaba por aquel lugar

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Los pasos del joven al caminar eran firmes mientras caminaba por aquel lugar. Sentía en su persona la mirada de los demás presentes, pero les ignoró y sin decir absolutamente nada entró a la oficina del hombre. Este se asustó al verlo, fumaba un cigarro mientras veía unos papeles. El pelinegro caminó hacia este y se sentó en una de las sillas que estaban colocadas ahí recibiendo una mirada de desagrado por parte del hombre, este apago el cigarro en el cenicero y coloco ambas manos entrelazadas sobre los papeles que anteriormente estaba viendo.

—¡Jefe! —Habló una mujer alterada que estaba detrás del joven, había impedido su ingreso ahí, pero este tan solo la ignoro.

—Déjalo Fuyuka. —Contestó el hombre. La mujer asintió y se fue no sin antes darle una mirada curiosa a ambos hombres quienes se miraban con odio. —Hajime Kokonoi... —Habló el padre de Saori con desagrado mientras recibía las miradas de odio del pelinegro. —¿En qué te puedo ayudar? —Preguntó mientras observaba los notorios golpes en el rostro del joven.

Hajime trago saliva, observó al hombre con odio y repugnancia, al parecer el odio era mutuo por que este lo miraba de la misma forma.

—¿Aún sigue en pie la oferta? —Preguntó el joven firme recibiendo una carcajada por parte del hombre.

—Tu si eres una rata de alcantarilla Hajime... —Comentó con burla el hombre. —Y pensar que mi hija está ciegamente enamorada de ti...  Que niña tan estúpida. —Hajime sintió su corazón latir rápidamente al escuchar aquello. —Sabía que ibas a volver por el dinero de tan sólo ver la mirada que le diste al cheque aquel día.

—¡Tiene o no el maldito cheque! —Exclamó el joven perdiendo la paciencia.

—¿Qué pasó? ¿Te pican las malditas manos de tener el cheque en tu poder? —Se burló el hombre mientras abría su abrigo para sacar la chequera. —Ese día rompí el cheque... Pero puedo volver a hacerlo y con un precio mayor por venir antes de lo que pensé que vendrías... —Sonrió mientras escribía en este.

—Promete que cuidara de Saori... —Habló el pelinegro viendo como el hombre escribía en el cheque.

—Es mi hija y es mi deber cuidar de ella... —Contestó el hombre.

Hajime asintió.

—Yo no pude protegerla... —Habló haciendo que el hombre levantará la mirada. —No soy suficiente para ella, se merece lo mejor del mundo y yo soy una mierda... Por favor, cuídela por mí...

—¿De qué hablas? —Preguntó el hombre confundido.

—Qué no la dejó por su maldito dinero, la dejó libre por que no soy lo suficientemente bueno para ella... No puedo protegerla y le hago daño... Yo... —Negó con su cabeza. —Me gusta mucho su hija y quiero lo mejor para ella, pero conmigo no tendrá eso... Le prometí que dejaría esta vida de delincuente, pero no puedo... Simplemente no puedo dejarlo esta vida y no quiero que ella siga mis pasos o le ocurra algo por estar conmigo. —No sé dio cuenta del momento en que lágrimas comenzaron a caer por sus ojos. —Su hija es un ángel... —Sonrió con pena. —Estoy enamorado de ella y quiero que sea feliz, quiero que sea feliz aún así no esté yo en su vida.

𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora