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Una semana exacta había pasado desde la última vez que Saori habló con el pelinegro, después de eso no lo vio más en el café cuando iba a darles de comer a los perros y eso le entristecía. Como cada noche se dormía esperando la llamada del joven y como siempre se dormía al lado del celular, a la mañana siguiente siempre que despertaba miraba su celular por si tenía alguna llamada perdida de algún número no registrado, pero su bandeja de llamadas siempre estaba como la última vez.

Como cada noche, Saori se había dormido al lado de su celular esperando la llamada del pelinegro. Todos en su casa dormían al igual que la rubia, pero el sonido de su celular vibrando le hizo despertarse y contestar sin darse cuenta de que un número no registrado había llamado.

—¿Si? —Contestó con voz adormilada.

—Lo siento si te desperté... —Al escuchar aquella voz la joven sintió como su corazón comenzó a latir rápidamente. Se sentó en su cama mientras esperaba a que él joven continuará hablando. —Pero necesito de tu ayuda.

—Claro... ¿Que necesitas?

—¿Puedes...? ¿Puedes salir de tu casa ahora? —Escuchó como el pelinegro luego de preguntar eso soltó un leve quejido. —Estoy afuera. —Contó luego de eso.

Saori abrió sus ojos sorprendida, colgó la llamada y no espero más para levantarse. Se coloco sus zapatillas que tenía más a mano más un abrigo y salió en silencio de su habitación. Tomó las llaves que primero encontró en la cocina y abrió la puerta viendo de lejos al joven parado apoyado en el árbol más cercano a su casa. Grande fue su sorpresa al acercarse y ver todos los golpes que este tenía en su rostro, la rubia vio como Hajime tenía una mano sobre sus cosillas y supuso que también habría recibido un golpe ahí. Saori corrió hacia él y lo ayudó a entrar a su casa intentando ser silenciosa ya que con cada paso que daba el joven soltaba un quejido.

El subir la escalera para el joven fue una tortura, pero no dijo nada y sólo aguantaba el dolor mientras que Saori lo ayudaba a subir. Apenas llegaron a la habitación de la muchacha Hajime no pudo evitar recorrer cada lugar con su mirada mientras la joven lo guiaba hacia su cama.

—Quédate acá, creo que en el baño de abajo hay un pequeño botiquín. —Habló la joven cuando ya Hajime estaba sentado en la cama. El pelinegro sólo asintió y Saori salió corriendo de su habitación.

Tomó el pequeño botiquín que estaba en el baño de la planta baja y subió rápidamente para no hacer esperar más al joven. Curó sus heridas con cuidado bajo la atenta mirada de este. Hajime se sorprendió al no recibir ninguna pregunta por parte de la rubia al momento de verlo así y lo agradeció.

—Lo siento por venir así a esta hora Saori... —Se disculpo mientras la joven seguía curando una leve herida en su ceja.

—No te disculpes... —Saori lo miró a los ojos. —Siempre estaré para ayudarte. —Sonrió.

—Gracias, eres la primera persona que se me pasó por la mente para pedirle ayuda. —Contó el joven haciendo que el corazón de Saori comenzará a latir más rápido aún.

—No quiero saber que ocurrió Hajime-kun... Pero no me gustaría verte así de nuevo.

—Lo siento...

—Ya te dije que no te disculpes... Sólo... —Negó con su cabeza.

—Dilo, di lo que tengas que decir, no te lo guardes.

Saori volvió a mirar a los ojos al joven.

—¿Por qué? —Aquella pregunta desconcertó al pelinegro y Saori notó la confusión en su rostro por lo que aclaró su garganta para preguntar mejor y así que este entendiera. —¿Por qué estas metido en pandillas y esas cosas, si sabes que siempre pasará esto y hasta te puede costar la vida?

𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora