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Saori llegó a su casa después de una bella tarde con el pelinegro, a quién había dejado en la estación de trenes ya que prefería llegar sola a su casa, pero grande fue su sorpresa al darse cuenta de que su padre no se encontraba en esta

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Saori llegó a su casa después de una bella tarde con el pelinegro, a quién había dejado en la estación de trenes ya que prefería llegar sola a su casa, pero grande fue su sorpresa al darse cuenta de que su padre no se encontraba en esta. La madre al entrar la observó de brazos cruzados y sin decir nada caminó hacia la cocina, Saori sabía que esta quería hablar con ella por lo que la siguió sin decir nada mientras que Akemi veía dibujos animados felizmente ajena a todo.

Al llegar a la cocina vio como su madre se servía su té como siempre y se sentó en una silla que estaba cercana a ella. Saori imitó su acto y se sentó al frente de esta.

—Tu papá se fue muy enojado... —Comentó la mujer rompiendo el silencio. —Entiendo que no te guste como trató a Hajime, por que a mi tampoco me gustó y me da hasta vergüenza mirarlo a la cara ahora. —Tomó un sorbo de su té. —Pero es tu papá y fuiste insolente con él, dijo que te iba a quitar todas las mesadas, que te iba a dejar sin ningún pesó para que te compres tus cosas de castigo por que estas siendo muy rebelde solo por un delincuente. —La mujer miró a los ojos a su hija. —Saori, no te conviene tener a tu padre de enemigo.

—Mamá...

—Cuando vuelva de su misión a no se donde, te vas a disculpar con él y le dirás las cosas de buena forma... Le contaras todo lo bueno que te ha echo Hajime, te ayudaré para hacerle entrar en razón de que no es un mal muchacho a pesar de ser pandillero, ¿De acuerdo? —Saori asintió. —Bien, ahora cambiate de ropa que me vas a acompañar a la casa de los Haitani. Su madre me llamó para que fuera para allá y necesito distraerme... Y tu también.

La rubia asintió mientras se levantaba de la silla para caminar a su habitación y así cambiarse el uniforme de su escuela. Aprovecho de darse una relajante ducha para despejar la mente un poco. Se vistió con lo más sensillo que encontró y se maquillo un poco, jamás dejaría que alguien que no sea Hajime la viera sin maquillaje. Se miró por última vez al espejo y de pasó le mando un mensaje a su novio diciendo lo mucho que lo extrañaba en estos momentos.

Aquella tarde con el joven había sido un mar de emociones, pero aún así, no pudo evitar sentirse algo decepcionada por saber que Hajime había dudado al momento de que le ofrecieron dinero para que la dejase, era algo que le seguiría doliendo por un tiempo.

—¡Hermana! Mamá pregunta si ya estas lista. —Llegó corriendo Akemi felizmente vestida con un vestido rosa pastel que le llegaba abajo de las rodillas y que era bastante esponjoso haciendo sentir a la niña como una princesa.

—Estoy lista, vamos. —Contestó la rubia sonriendo mientras tomaba de la mano a su hermana para comenzar a caminar.

Su madre condujo con cuidado hacia la gran casa de su amiga, Saori observó el camino a través de la ventana mientras que Akemi cantaba las canciones que sonaban en la radio. Al llegar, la madre de los jóvenes les recibió con un gran abrazo y las invitó felizmente a su casa. Saori no podía parar de pensar que aquella era la casa de sus sueños y es que le parecía lo más hermosa del mundo, con tanto cuadros costosos y decoraciones que le hacían ver aún más hermosa.

𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora