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Luego de darse un par de vueltas en la cama, Aiko suspiró rendida asumiendo que si seguía así no podría conciliar el sueño

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Luego de darse un par de vueltas en la cama, Aiko suspiró rendida asumiendo que si seguía así no podría conciliar el sueño. La luz de la luna entraba por un espacio entre las cortinas dando justo en el rostro de la pelinegra. Aiko bajo su mirada hacia Sayumi que dormía plácidamente a su lado, no pudo evitar tomar un mechón pelirrojo de su cabello y colocarlo donde debía ya que este tapaba un poco el rostro de la joven. No se dio cuenta cuando su mano prácticamente moviéndose sola, acarició la mejilla de esta.

Se separó rápidamente de esta negando con su cabeza, quiso levantarse para ir al baño y mojar un poco su rostro, sintió que la falta de sueño le estaba afectando. Cuando regresó a la habitación se dio cuenta de que no estaba Saori, solo se encontraba durmiendo Sayumi plácidamente, se veía tan tranquila, Aiko no pudo evitar sonreír al verla dormir así. Se dirigió hacia la puerta para buscar a la rubia y es que pensándolo bien, Saori no se encontraba cuando ella se había levantado.

Cuando ya llegó a la primera planta, vio la luz encendida de la cocina y al llegar a esta vio como la rubia bebía té mientras miraba la televisión que se encontraba ahí.

—¿Tampoco puedes dormir? —Preguntó Aiko acercándose.

Saori la miró y sonrió al verla, negó con su cabeza e invitó con un gesto a la pelinegra a sentarse a su lado.

—Pensé que estabas dormida. —Comentó.

—Me di como mil vueltas en la cama... Sayumi es la única que ya va por su quinto sueño.

—Es su casa —Saori se encogió de hombros. —, siempre me pasa que la primera vez que duermo en un lado, en verdad ni duermo, se siente extraño dormir en un lugar en donde nunca has dormido.

—Creí que ya habías dormido acá antes.

Saori negó con su cabeza.

—Siempre venía a almorzar o a cenar con mi familia, pero por muy tarde que era nos íbamos para la casa y como Sayumi no era mi amiga, en verdad poco me interesaba pasar más tiempo con ella... —La rubia suspiró. —Me arrepiento de no haberme acercado antes a Sayumi, si hubiera sabido lo sola que esta.

—Yo también... La juzgue mal, siempre la encontré rara y en verdad siempre buscaba encajar para tener con quien pasar el rato. —Saori observó a la pelinegra. —¿Qué?

—A ti te gusta Sayumi... —Sonrió. —No lo puedes negar.

Aiko rió nerviosa.

—Saori, si sabes que me gustan los hombres, me pongo como una gelatina de tan solo estar cerca de uno... Sayumi es guapa y una persona interesante, pero...

—¡Aiko te conozco! La observas cuando esta distraída, la viniste a buscar el día en que fuimos a tirar las cenizas de Darren... Lo veo en tus ojos, ese juego de miradas del otro día ¡Por dios se te nota!

𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora