𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪

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Reencuentro parte I

La rubia miraba fijamente a su amiga esperando alguna respuesta por parte de esta, él ambiente estaba bastante silencioso y tan sólo se escuchaba el sonido del las alas de aquella mosca que volaba por toda la habitación de Sayumi. Esta suspiró mientras se tapaba el rostro con ambas manos.

—Sayumi... No es necesario que te unas también si es eso lo que estas pensando. —Aclaró rápidamente la rubia rompiendo el silencio.

—Saori, te prometí que seríamos tu y yo contra el mundo... —Habló la pelinegra. —Y así será... Te apoyare en todo lo que quieras hacer, ¿Pero, esto? ¿Acaso se te zafó un tornillo?

—Sayumi...

—¡No! Saori, estas tomándole el peso a esto... ¿Te das cuenta de lo grabe que es?

—¡Lo sé!

—Entonces... Saori si necesitas dinero yo te puedo prestar... Pero volverte una estafadora, ladrona o lo que sea. —Negó con su cabeza.

—Sayumi mi decisión ya está tomada... Lo haré de todas formas.

—¿Y si tu mamá se entera? —Preguntó Sayumi mientras se levantaba de su cama y comenzaba a recorrer su habitación.

—No serias capaz...

—No estoy diciendo que yo le diré, jamás haría eso, sería romper tu confianza. Me refiero a que si tu mamá se llega a enterar, te vas a meter con personas con dinero las cuales hay una pequeña probabilidad de que tu mamá conozca... O hasta tu misma. —La pelinegra se giro para mirar a su amiga.

—No había pensado en eso...

—No. Por que tu no piensas, eres una impulsiva que no piensa en las consecuencias de sus actos y tan solo haces las cosas.

—¡Bueno, ya basta! ¿Te poseyó Aiko o qué?

—No es eso... —Negó con su cabeza la pelinegra. —Por primera vez en nuestra amistad estoy tratando de hacerte entrar en razón... Me gusta apoyarte en todo lo que haces Saori y más si nadie te apoya por que sé que eso te deprime... Pero no sé si pueda apoyarte al hacer esto.

—Sayumi... Por favor... —La rubia se levantó de la cama mientras caminaba hacía la pelinegra quién la observaba con expresión neutra.

—Lo siento Saori, pero esto no es correcto... Es una completa locura. —Negó con su cabeza.

—Esta bien... Te entiendo. —La joven sonrió con pena y no pudo evitar abrazar a Sayumi. —De igual forma gracias Sayumi.

—Eres mi amiga y estaré para ti siempre, por favor no cometas una locura...

—Si encuentro al imbécil que mató a Aiko, ¿Qué harías? —La pelinegra se congeló al escuchar aquella pregunta. —Dijiste que serias capaz de matarlo con tus propias manos, ¿No?