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Capítulo corregido♡

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Capítulo corregido♡

—Aiko... ¿Te has enamorado alguna vez?

La pelinegra miró a su amiga que la observaba curiosa.

—¿A qué viene esa pregunta Saori-San?

—Es que no lo sé, se supone que somos amigas, pero hay cosas que no se de ti, como si es que te gusta alguien o si tienes novio.—Sonrió rubia.

—No tengo novio ni me gusta nadie...—Suspiro.—Pero no te voy a negar que en su tiempo si existió un tipo.

—¡¿Enserio?!—Preguntó emocionada Saori. —¿Quién?

—No lo conoces, es un tipo de mi antigua escuela y ya no se nada de él...— Sonrió con pena.

Saori noto el cambió de ánimo en su amiga y prefirió no seguir insistiendo, pero no podía negar que la curiosidad por saber quién era ese muchacho crecía en su ser. Hace un par de años que había conocido a Aiko y desde el primer momento en que hablaron se hicieron muy unidas.

No dijeron nada más durante el camino y es que la mención de aquel chico hizo que Aiko se callara, algo que jamás ocurría, por lo que Saori comenzó a preocuparse dándole de vez en cuando miradas de extrañeza a su mejor amiga. Aiko notaba estas miradas, pero prefería no decir nada a tener que contarle su historia con él, ya que sabía que terminaría sin muchos ánimos.

Llegaron a la escuela y cada una en su mundo se dirigieron hacia el aula donde aún no habían llegado todos los adolescentes ni el profesor. Saori sintió que el día pasó tan rápido y no se dio ni cuenta cuando ya era la hora de salida. Al momento de salir de la escuela, divisó a lo lejos el auto de su padre estacionado donde se colocaba para esperarla.

La rubia se despidió de su amiga que estuvo todo el día extraña e ida en su mundo, algo que Saori quiso preguntar pero se arrepintió al momento en que vio los ojos de su mejor amiga y noto la pena que estos transmitían.

Salió de la escuela con su mochila al hombro y al momento de llegar al auto de su padre abrió la puerta del copiloto y entró a este.

—¿Papá me puedes dejar en la calle donde están mis bebes, por favor?— Pidió mientras se colocaba el cinturón se seguridad.

El hombre de mala gana asintió y comenzó a manejar. En menos de diez minutos llegaron a la calle y la muchacha le pidió al hombre que se adelantará ya que ella prefería irse caminando desde ahí.

Apenas los perros la vieron comenzaron a mover la cola alegre y esta feliz les saludo para luego comenzar a darles de comida. Nuevamente no pudo evitar que su mirada se dirigiera hacia el café en busca del joven, pero no había rastro de este y dando un suspiro rendida acarició a los perros mientras estos comían.

—¿Me buscabas? —Una voz la hizo saltar de su lugar.

Miró hacia al frente y vio al muchacho que la observaba con ambas manos en sus bolsillos delanteros y caminaba con seguridad. Tenía parches en su rostro, pero eso no le quitaba la belleza. El muchacho sonrió al ver el rostro sonrojado de la rubia.

𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora