𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪

25

La pelinegra bajó el taxi no sin antes pagarle el dinero y miró la gran casa, suspiró y comenzó a caminar hacía esta. La noche anterior había recibido un mensaje por parte de Sayumi diciéndole que algo quería hablar con ella, además de que la llamó un par de veces, pero Aiko tenía el sueño bastante pesado por lo que ni escuchó el celular. Le preocupaba que quería hablar la pelirroja con ella y es que en su mente habían miles de escenarios con esta y no sabía cuál se acercaba a la realidad.

Tocó el timbre y observó a la cámara que estaba arriba de esta, movió su mano en forma de saludo justo a tiempo en que la misma mujer de traje que la observaba extraño la vez pasada, caminaba para abrirle la puerta.

—Señorita Aiko... —Saludó la mujer con una reverencia.

—Hola... Sayumi me dijo que viniera anoche a esta hora. —Informó la pelinegra mientras entraba a la casa.

—Oh... Lamento decirle que la señorita Sayumi continúa durmiendo. —Comentó apenada la mujer. —Anoche vino con sus amigos y bebieron, sacaron una botella que tiene la señora y se lo bebieron todo... —La mujer negó con su cabeza. —Ya no se que más hacer para que Sayumi haga esas cosas...

—¿Esas cosas?

—Siempre bebe y se emborracha... Se siente tan sola que ya no sabe que más hacer para no sentirse así, la señora siempre la ha tenido sola y se va a recorrer el mundo sin importarle su hija, prácticamente nosotros los empleados somos los padres de Sayumi.

—Oh...

—Bien, la señorita Sayumi está en su habitación, usted ya sabe donde llegar ¿Cierto?

—Si Nana, no se preocupe.

—Bien, cualquier cosa me llama.

Aiko asintió y se alejó de la mujer para comenzar a subir las escaleras y llegar a la habitación de Sayumi, la cuál era enorme. La pelinegra golpeó la puerta un par de veces, pero nadie contestó y ya aburrida tan solo abrió la puerta encontrándose con la habitación totalmente a oscuras y a Sayumi durmiendo plácidamente en su cama.

Caminó hacía las cortitas y las separó para dejar que la luz del sol entrará en esta, Sayumi se movió al sentir los ratos del sol en su cara.

—¡Sayumi es momento de levantarse! —Gritó.

La pelirroja se despertó asustada al escuchar aquel gritó, se sorprendió cuando vio a la pelinegra parada al lado de la ventana de brazos cruzados.

—¿Aiko?

—Me llamaste anoche, cinco veces y como no conteste por que estaba en mi quinto sueño, supongo. Como no conteste me mandaste un mensaje diciendo que viniera hoy por qué tenías algo que decirme. —Informó.

—Oh...

—Pero ahora veo que estabas borracha y que probablemente no te acuerdes de eso.

—Lo siento... —Contestó apenada la pelirroja.