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Dos semanas exactamente habían pasado desde que Hajime había dejado a Saori afuera de su escuela sin saber que estaba pasando realmente. Dos semanas que Saori no veía al pelinegro y no sabía nada de él, por lo que cada día que pasaba se convencía de que el joven la había rechazado.

Antes de irse a su casa miró por última vez el café corroborando que el pelinegro no estaba y dando un suspiró de frustración comenzó a caminar hacía su casa, cabizbaja y sin ánimos de nada. Al llegar vio a sus padres arreglados algo que le llamó demasiado la atención ya que normalmente cuando tenían algún evento le avisaban al menos la noche anterior. Su madre al verla sonrió.

—Hija báñate rápido y te pones el vestido que te deje sobre la cama, me reencontré con una amiga del colegio y nos invitó a cenar a su casa. Apúrate. —Informó mientras se miraba al espejo colocándose un pendiente en su oreja izquierda.

Saori asintió y subió las escaleras de dos en dos hasta que llegó a su habitación y vio el vestido negro elegante que había sobre su cama. Lo tomó sorprendida, era hermoso. No espero más para correr al baño y meterse a la ducha luego de desnudarse rápidamente y dejar toda la ropa en el suelo. No demoro más de diez minutos y se colocó el vestido notando que este le quedaba perfecto, algo que le gustaba de su madre es que siempre acertaba con su talla.

Se coloco unos tacones negros que le daban algo de altura y se maquillo como su madre le había enseñado tiempo atrás, ya lista dejó que su pelo secara sólo y que sus ondas se formarán naturalmente ya que su cabello tenía unas ondas hermosas. Saori era muy cuidadosa con su cabello e intentaba siempre que este no se dañara.

Bajo las escaleras, sus padres al verla sonrieron.

—¡Hermana te ves muy linda! —Comentó alegre la hermana menor de esta.

—Te dije que le quedaría hermoso... —Comentó su madre sonriendo.

—Es muy descotado. —Contestó su padre con algo de disgusto.

—Mi niña tiene que lucir lo que dios le dio, te ves hermosa hija.

Saori no pudo evitar sentirse algo incomoda, miró sus zapatos mientras se acercaba a sus padres para salir.

—Iremos a una cena no a vender a nuestra hija. —Contestó el padre.

—Mi amiga tiene un hijo mayor muy guapo... Deberías conocerlo Saori. —Comentó la madre ignorando completamente el comentario de su marido.

El hombre no dijo nada más y salió con la menor dejando a Saori sola con su madre.

—No estoy en busca de novio mamá. —Contestó la rubia.

—Hmm tal vez cambies de opinión al ver al hijo mayor de mi amiga, es muy guapo. —Sonrió su madre. —Ya vamos antes de que tu padre comience a tocar la bocina.

Salieron de la casa no sin antes cerrar todo con llave y caminaron hacía el auto que ya estaba listo para salir. Apenas se subieron el hombre apretó el acelerador y manejo hasta que llegaron a la gran casa. Saori abrió sus ojos asombrada, la casa era más grande que la suya. Sin problemas entraron a la casa en donde los recibió una mujer sonriente que abrazo con mucho cariño a la madre de Saori.

Saori vio de reojo como su padre rodaba los ojos aburrido. La mujer dejó de abrazar a la madre mirando a Saori que se sintió bastante incomoda por la mirada de la mujer.

—¿Esta es tu hija? ¡Es hermosa! —La mujer corrió y abrazo a Saori tomándola demasiado desprevenida. —¡Pasen! Siéntanse como en su casa.

Saori caminó hasta la entrada de la casa y apenas puso un pie dentro de esta noto lo hermosa y grande que era. Observó cada lugar de esta y no pudo evitar sentirse maravillada con cada cosa que veía, sintió que aquello era a lo que quería llegar, algún día poder tener esa gran casa. A lo lejos vio a dos muchachos que la observaban, abrió sus ojos sorprendida al ver ahí parado al mismo joven que se le había acercado hace dos semanas atrás preguntando por los perros. Este le sonrió y se acercó a ella lentamente hasta que quedó lo suficientemente cerca para tomar la mano de Saori y besar esta con mucha suavidad haciendo que la rubia se sonrojara un poco.

𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪    Donde viven las historias. Descúbrelo ahora