𝗦𝗵𝗲 ; 𝘏𝘢𝘫𝘪𝘮𝘦 𝘒𝘰𝘬𝘰𝘯𝘰𝘪

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Saori no pudo dar ni dos pasos ya que Rindo alcanzó a tomar su brazo y atraerla hacía él en un brusco movimiento que asustó a la joven.

Su espalda impactó con la muralla quedando nuevamente aprisionada por el cuerpo del rubio, este con su mano derecha tomó las dos manos de Saori y las colocó sobre la cabeza de esta haciendo que le fuera imposible alejarlo. No obstante, aún así la muchacha intentaba zafarse de su agarre.

—No estas enamorada, pero no puedes negar que si sientes algo por mí... —Habló el rubio.

—Rindo déjame ir... —Contestó Saori seriamente.

—No hasta que seas sincera contigo misma y asumas que no es amistad lo que sientes hacía mí...

—¡Ja! Pero que alto ego tienes Rindo Haitani. Y no... No siento nada, nada por ti. Estoy loca por Hajime Kokonoi.

—¿El tipo que te dejó por dinero? —Saori dejó de luchar para salir al escuchar aquello.

—¿Cómo...?

—Soy su compañero de pandilla —Contestó con voz obvia. —, nos contó que dejó a su novia por dinero. Que gran amor te tiene ese hombre...—Río.

—Cállate... Rindo cállate por favor... —Rogó la joven comenzando a llorar.

—¿Por qué lloras por un imbécil como él? —Preguntó el rubio mientras secaba las lágrimas que caían por las mejillas de la joven con su mano libre.

—Por qué me gusta... Me gusta mucho...

—Te gusta y todo, pero aún así me besaste. —Comentó irónico el joven.

—Te bese pensando que eras él... —Contestó la muchacha haciendo que la sonrisa del rubio se borrará.

—Mentirosa... Eres una pequeña mentirosa.

—Tú también eres un mentiroso... —Calló al momento de ver cómo el joven se acercaba aún más a ella quedando a un paso de besarla nuevamente.

—Ya tenemos algo en común entonces. —Contestó este para luego volver a besar a la joven con desesperación. Saori instintivamente siguió el beso respondiendo de la misma forma en que la besaba Rindo.

Rindo soltó el agarre que tenía en las manos de la muchacha y está paso ambos brazos por el cuello de este nuevamente intensificando el beso. Sabía que estaba mal lo que hacía, pero no podía rechazar al rubio, simplemente no podía. Este colocó ambas manos en su cintura y antes de acabar el besó mordió el labio inferior de la joven.

—Olvídate de Koko y vente conmigo... —Susurro en los labios de esta mientras su respiración era agitada. —Vente conmigo y serás feliz... Te haré sentir como si estuvieras en el paraíso... —Levantó la mirada para observar a la joven que estaba con una expresión de sorpresa.