Corazón de fuego / Bellamy Blake - Libro 2 (temporada 2,3 y 4)

Capítulo 15 - Los elegidos

Me había desmayado y solamente me veía en una oscuridad interminable. Sola y vulnerable.

¿Sería así ahora que el fuego oscuro y esa extraña silueta se apoderaron de mi cuerpo?

Se sentía horrible.

Pareciera que la oscuridad me había invadido hasta que abrí mis ojos y ahí estaba Octavia sin quitarme un ojo de encima y completamente preocupada.

—Maldita sea, Elizabeth. Me tenías demasiado angustiada.

—¿Qué fue lo qué pasó?— pregunté mientras me enderezaba notando que el dolor de cabeza se había ido, ahora solo era un mareo por levantarme después de desmayarme.

—Te he quitado la flama— dijo Gaia— Tu cuerpo no estaba resistiendo y podrías haber muerto.

—No fue solo la flama— quise indagar, tal vez Gaia podía conocer acerca de esa silueta— Volvió a aparecer esa silueta y esta vez le pude ver cicatrices.

—Elizabeth ¿estás segura de lo que describes?

—¿Por qué pones esa cara?— le preguntó Octavia y me di cuenta que estaba tomando mi mano y sentada a lado mío.

Éramos las únicas en esta habitación llenas de camas. Estaba segura que estás serían las que les tocarían a Skaikru.

—Es posible que hayas visto a Sheidheda. De todos los comandantes tuvo que aparecerte él— habló angustiada frotando su sien con sus dedos.

—¿Quién?— fruncí el ceño ante su respuesta.

—Fue conocido como el comandante oscuro. Fue horrible el tiempo en el que estuvo con la flama pero ya no la tienes. No hay nada de que preocuparnos.

—Quería llegar a una parte profunda que no tengo control— admití sin decir más de mi fuego oscuro.

—Mierda, agradece que no lo logró.

—¿Por qué?— preguntó Octavia esta vez soltando mi mano.

—Es posible que te llegara a controlar. Nunca había pasado pero anteriormente todos los comandantes se han preparado desde niños para estar preparados. Sheidheda debió aprovechar esa oportunidad.

Bien. Un comandante oscuro con mi lado oscuro controlándolo definitivamente no sería una buena idea.

—¿Entonces ya no soy la comandante?

—No.

—Bien. Ahora lo complicado será explicar a todos la verdad.

Es posible que me odien por haber mentido y además abandonado. Tenía que planearlo bien junto con Bellamy y Octavia.

—¿Y Bellamy?— pregunté recordando que fue él quien me trajo.

—Estuvo aquí hasta que se aseguró que estabas fuera de peligro ahora está con los demás decidiendo quienes entrarán— hablo Octavia— Puedes quedarte a descansar, tu lugar ya es seguro.

—Gracias pero creo que estaré con ellos. Al final yo también fui la que influyó en solo dar cien lugares.

—No debes de cargar con culpa. Cada vida era importante y fue la manera más justa para todos.

—Lo sé, por eso estuve de acuerdo.

Me levanté y tambaleé un poco.

—Insisto en que es mejor que descanses.

—Y yo insisto en que estoy bien.

—Bien hasta que tropieces y te mates.

—Gracias por el ánimo.