Capítulo 4- Vigilen los tronos

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—Hasta donde sabemos, Monte Weather fue destruido por un mecanismo de autodestrucción— explicó mi padre— Cumplió su destino, cuarenta y nueve de los nuestros se perdieron.

—¿Y cuando atacamos?— habló Pike.

—No lo haremos— respondí Abby— la Nación Huelo tomó el crédito del ataque y la comandante va hacer justicia.

—¿Así que ahora confiamos en terrestres para castigar terrestres? Disculpe señora Canciller pero yo perdí la mitad del resto de mi gente el día de ayer, y cuatro veces eso desde que aterrizamos. En mi experiencia los terrestres entienden una sola cosa, fuerza. Es simple, es necesario atacarlos ahora. Y no dejar sobrevivientes.

—¿Sabe al menos algo del ejército terrestre?— hablé— si decidiéramos atacar lo cual nunca haremos, solamente estaríamos yendo a nuestra muerte. El ataque a pesar de nuestras perdidas no fue hacia nosotros.

—¿Entonces no es nuestra pelea?

—Fuimos el daño colateral en la guerra de otros— respondió mi padre.

—¿Cómo? Si no nos defendemos, tomarán lo que es nuestro. Es lo que ellos hacen. Oigan lo que digo, los terrestres vendrán por nosotros.

—Lo tenemos en consideración— dijo Abby— Se cierra la sesión.

Pike salió furioso de la sala. Suspiré de cansancio, me daba mala espina que Pike tuviera esa mentalidad hacia los terrestres pero estaba justificado su enemistad, nunca convivió con los terrestres como nosotros lo hicimos.

Me dirigí a la puerta encontrándome con Bellamy y su uniforme de guardia en la mano.

No le dije nada y lo dejé pasar. Había tomado una decisión y sabía lo que estaba a punto de hacer. Cuando llegamos de Polis, saber que habían muerto tantas personas destruyó por completo a Bellamy. Intenté estar a su lado, ahora era mi turno de estar para él. Me destrozaba verlo de esa manera y cuando me contó lo que haría, Sabía que era inútil convencerlo que no lo hiciera.

Lo esperé a pesar de la alarma para ir a la entrada. Me pregunto el porqué de activarla.

Bellamy salió sorprendiéndose que estuviera ahí. Sus ojos se conectaron con los míos y desde donde estaba noté un brillo en sus ojos tintineando y  resbalándose por su mejilla.

El siguió su camino dejándome atrás.

—Bellamy— lo tomé de su muñeca deteniéndolo.

—Quiero estar solo.

—No... Tu me lo dijiste alguna vez, nunca volvería a estar sola y tú tampoco.

El volteó y se acercó dejando que lo abrazara. Apoyado en mi hombro a pesar de ser más alto que yo se acomodo perfectamente, dejó escapar un sollozo, solo fue uno pero las lágrimas fueron varias. Le acaricié el cabello mientras sentía como su rabia se reflejaba al apretarme y estrecharme contra él.

—Nunca fue tu culpa— le recordé a pesar que sabía que esas palabras la llevaba escuchando demasiado. Dejé que se desahogara un rato. Me separé acariciando su rostro con mi pulgar— Aún falta para la ceremonia. Vayamos a un lugar más apartado.

El asintió. Lo tomé de la mano y lo llevé a nuestra habitación. Bellamy siempre fue bueno en consolar y nunca entendí cómo pero debía poner todo mi esfuerzo, por él.

Llegamos y nos acomodamos dejándolo que se recostará en mis piernas. No le dije nada, él tampoco. Pasamos un tiempo en donde solo él estaba en sus pensamientos y yo le acariciaba señalándole que seguía a su lado.

—Te veías hermosa con ese vestido— susurró volteando a verme.

Sonreí dejando que mis mejillas se ruborizarán.

Corazón de fuego / Bellamy Blake - Libro 2 (temporada 2,3 y 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora