Corazón de fuego / Bellamy Blake - Libro 2 (temporada 2,3 y 4)

Capitulo 12 - Te amaré en todo momento

Aún quedaba tiempo para que empezara la hora en que iban a desertar, esperaba que esas personas logren encontrar mejor estabilidad que aquí. Pero también no confiaba en Diyoza ¿en verdad les iba a dar esa oportunidad?

Aunque mi padre estaba allá y no permitiría que muriera esta gente. Todos habían cambiado al estar en ese búnker, cuando lo encontré era el mismo, pero solo lo vi por poco tiempo. Quería verlo... necesitaba saber que estaba bien. Podría ir ahora mismo a acabar con todos y rescatarlo, pero ¿y si Diyoza lo mataba antes de que llegará?

Le podía mandar un mensaje, pero también podría estar vigilado y no creo que pueda explicar cómo es que le llegó un mensaje de su hija por el fuego. Era horrible esta espera.

Era extraño que Octavia no me buscará, ahora que habíamos vuelto a la tierra debíamos buscar qué hacer en esta nueva vida y al parecer O. decidió que era buena idea ser parte de las estrategias para su guerra.

—Bien, esto es agotador— dije entrando a nuestra tienda.

—Ni que lo digas.

Cuando entré, Bellamy me envolvió en sus brazos y dejó caer su cabeza a mi hombro. Mis manos se dirigieron a sus brazos que me rodeaban.

—Todos esto es agotador— murmuró y me acercó más a su cuerpo. Mi espalda se pego a su pecho quitando el poco espacio que quedaba entre nosotros. Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo y mi flama reaccionó. Solo Bellamy podía causarme esta reacción y me había rendido hace mucho tiempo el resistir no estar junto él.

—Podemos acostarnos, aunque primero debes soltarme.

—Jamás te soltaré. No quiero que te vayas cuando me quedé dormido. A veces lo hacías, nunca te quedabas a dormir.

Lo recordé, por un tiempo estuve sola y Bellamy me dio mi espacio. Pero llegó un momento en que la única forma que acepté de estar su lado era deshaciendo la energía. Aunque muchas veces huía de ahí.

—Quiero aclarar algo más, Bell. Es cierto que te buscaba para deshacerme de la energía, pero en realidad era una débil excusa para acercarme a ti sin que mi orgullo se viera afectado.

Cada momento juntos me hacía darme cuenta de todo lo que hicimos mal en el Aro. Ambos habíamos hecho cosas que ahora estábamos notando el daño que le causaba al otro. Tenía que contarlo todo, era el momento para serle sincera de mi distanciamiento.

—Era doloroso ver como te ibas después de que acabábamos. Pocas veces te quedabas dormida conmigo. Y cuando dormíamos, siempre te buscaba al despertar y no estabas.

—Yo... tenía miedo. Miedo de que me lastimarás terminando conmigo, estaba furiosa contigo, pero te seguía amando. Quería que tú me siguieras amando, cuando huía era cuando me daba cuenta que si me quedaba, dejaría que me trataran los demás como lo hacían sin decir nada y solamente para estar a tu lado. Estaba tan enojada que empecé a desear...

—¿A desear qué?

—Empecé a desear ya no amarte. Cuando salía corriendo también era porque sabía que era imposible odiarte, era imposible dejar de tener sentimientos hacia ti. Apague todas mis emociones, pero tu eras quien las devolvía sin que lo quisiera.  Odie eso.

—¿Aún me amas?

No respondí. Lo amaba, lo amaba demasiado que dolía pensar en dejar de hacerlo. Pero decírselo... pase un año intentando acabar con este sentimiento. Un año alejándome de él. El nunca se rindió con nosotros, pero yo lo había comenzado a hacer. Me había rendido y decirle esas palabras, aún no estaba lista después de todo lo que pensé hacía él, lo que aún pienso de él.